Real Madrid obtuvo un triunfo repleto de mediocridad, sin fútbol, agarrándose a la pegada de Wesley Sneijder para poner fin a la crisis de resultados pero incrementar las dudas por la falta de un patrón de juego.
El fútbol es un estado de ánimo y el Real Madrid está al borde de la depresión.
Necesitaba un triunfo para no agravar una crisis que traspasa los resultados para apuntar directamente al juego. Para Bernd Schuster el sistema está por encima de los jugadores. Sin extremos, salvo Royston Drenthe que está por definir, sigue apostando por un 4-3-3 que continúa cosechando dudas.
Un buen encuentro borra de la retina del aficionado disgustos recientes. Juventus, Real Unión y Real Valladolid han mostrado al Real Madrid el camino que no debe seguir. Le avisan de lo que le puede llegar en un diciembre en el que se cruza con los grandes. El Recreativo de Huelva, con ya once partidos seguidos sin ganar, se perfilaba como el rival propicio.
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Pero el Real Madrid perdido en el campo. Su juego se reduce a la garra, a la imaginación de Guti o la inspiración en el remate de Higuaín. Plano de ideas, se pierde entre carreras con poco sentido de Drenthe, a quien el Bernabéu silba su falta de calidad pero ovaciona su desgaste en la presión. Su imagen se extiende al equipo. Escaso de calidad, juega a impulsos.
Cualquier rival que pisa el Bernabéu tiene licencia para soñar. Disfruta de ocasiones y en función de su efectividad puede obtener un buen resultado. El Recreativo falló y perdió. La tuvo Camuñas (min.8), en la ocasión más clara del partido, cuando solo ante Iker Casillas chutó a las nubes una jugada perfecta de Sisí con Javi Guerrero.
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La conjura del vestuario blanco no se reflejó en el campo. El experimento fallido de Valladolid, devolvió a Schuster a su planteamiento tipo, alejando a Higuaín de su prisión en banda, sentando a Javi García y apostando por una defensa nueva, por las circunstancias. La sanción de Heinze y la lesión de Cannavaro, situaron a Sergio Ramos en el centro de la zaga.
El andaluz ganó confianza en una demarcación en la que explota su fuerza defensiva y da al equipo una salida más limpia de balón. La pareja que forma con Pepe es pura garra. A Schuster le faltó mano para realizar este guiño con anterioridad a un jugador alejado de su mejor momento físico, expuesto en banda, que mejora la defensa en el centro por el mal momento de sus compañeros.
La estrella de Guti brilla esta temporada con menos fuerza. Aún así le sirve para plantarse en el medio, repartir con criterio y desquiciarse ante la poca calidad de algunos de sus compañeros donde se pierde su imaginación en el pase. Se asoció a él la movilidad de Sneijder, para asistir a Higuaín, hoy fallón. Perdonó dos goles claros (minutos 12 y 53).
También lo hizo Sneijder, con un cabezazo con toda la portería para él que lanzó por encima del larguero (min.11), pero armó su 'fusil' para aliarse con la suerte en el primer gol del partido. A los 35 minutos su descaro en el disparo le hizo probar suerte. Su potente 'chut' rebotó en la defensa rival dibujando una parábola inalcanzable para Riesgo.
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Instalado el silencio en las gradas del Bernabéu, el gol evitó una silbatina al descanso. Pudo empatar Akelé, pero su disparo rozó el palo izquierdo de la porterías de Casillas.
Ni los minutos de asueto para corregir errores cambiaron la imagen en la reanudación de un Real Madrid a la deriva. Sin ideas, concedió la posibilidad de empatar a un Recreativo víctima de sus números. Cinco goles marcados en doce partidos hablan por sí solos. Lo hunden en el descenso.
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La distancia entre líneas del conjunto madridista era abismal. Con poco físico y sin equilibrio, la velocidad de Sisí primero y de Colunga al final, acercó al Recre al premio. Su falta de remate le terminó alejando pese a dos salidas en falso de Casillas. Y pidió un penalti por mano de Pepe en un gesto extraño dentro del área.
Los remates flojos de Sneijder y Guti o un tiro cruzado de Pepe fueron el balance ofensivo blanco, antes de que el público se desesperase con su banda izquierda. Marcelo y Drenthe están bajo sospecha. Su rendimiento no mejora. No crecen, como sí dio el salto Higuaín, que a falta de disgustos dio un susto más, al retirarse lesionado en camilla a los vestuarios.
España se quedó sin equipos invictos
El Valladolid "dinamitó" la racha del Villarreal del chileno Manuel Pellegrini, el único equipo que todavía no conocía la derrota en Liga, con un contundente 0-3 y una superioridad incontestable en un encuentro que, además, ha sido el primero en el que ha puntuado como visitante esta temporada.
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El césped de El Madrigal ha revivido en cierto modo un partido que ya se disputó en pretemporada entre los mismos contendientes y que finalizó con la derrota del Villarreal por 1-5, aunque en esta ocasión el rival venía crecido tras vencer al Real Madrid.
Por contra, la personalidad del conjunto de Pellegrini en las últimas semanas es como la historia del Doctor Jekyll y Mister Hyde, sin importar demasiado qué jugadores estén en el once o si el equipo juega de local o visitante, y hoy se vio al Villarreal de la Copa del Rey, el que desapareció por completo del encuentro y en consecuencia abandona la estela del Barcelona.
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El equipo de José Luis Mendilibar incomodó a su rival hasta desquiciarlo con una asfixiante presión que dio sus frutos a la perfección. Una estrategia bien definida y sin resquicios ante la que los jugadores de Pellegrini -sometidos a más desgaste por las convocatorias internacionales- no supieron reaccionar.
Durante la primera media hora de partido, el juego apenas tuvo continuidad y sí mucho desgaste físico. Ambos conjuntos perdieron constantemente la posesión de la pelota, especialmente el Villarreal, que se vio incapaz de acercarse con peligro a la portería de Sergio Asenjo.
Si a esta ausencia de chispa por parte del conjunto local se añade la colosal 'pájara' de sus defensas y de su portero el resultado no puede ser otro que el lamentable Villarreal que se vio en la Copa del Rey y que cayó eliminado estrepitosamente ante el Polideportivo Ejido.
De hecho, al Valladolid no le hizo falta crear demasiadas ocasiones, porque contó con la colaboración de la defensa rival para transformar en gol prácticamente todos sus ataques.
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Entre Pedro León y Víctor Fernández fabricaron el primero, un error en cadena de la zaga que remató Jonathan Sesma y éste mismo jugador logró el segundo de una gran vaselina a más de veinte metros de distancia de la portería.
A falta de cuatro minutos para el descanso, el Villarreal quiso reaccionar y el italiano Giuseppe Rossi lanzó el primer disparo a puerta, que fue a las manos de Asenjo. No se resignaba el conjunto castellonense a marcharse al descanso con una desventaja de dos goles y quizá precisamente por eso llegó el 0-3.
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Fue tras un libre directo servido por Pedro León que se "envenenó" al llegar al área pequeña y Diego López no acertó a bloquear.
Tras el paso por los vestuarios, Pellegrini buscó la reacción en el argentino Ariel Ibagaza y el chileno Matías Fernández (sentó a Marcos Senna y Rossi), pero su equipo siguió adormecido e incluso pudo recibir el cuarto en el minuto 51 no haber estado acertado el uruguayo Fabián Canobbio.
El Villarreal puso cerco a la meta de Asenjo con la intención de "maquillar" el resultado más que buscar la remontada, pues sus jugadores apenas aportaron intensidad al juego. Así lo entendió también el público de El Madrigal, que ni siquiera esperó al final para protestar.
Madrid (España)
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