El delantero barranquillero dejó atrás sus polémicas y se se enfocó en conseguir el doblete con el cuadro 'tiburón', un hecho sin precedentes en el fútbol colombiano.
La vuelta de Teófilo Gutiérrez al Junior, en junio de 2017, congregó en el estadio Metropolitano de Barranquilla a más de 35.000 aficionados, un evento sin precedentes en Colombia y que demuestra el liderazgo que ejerce el temperamental y polémico delantero.
Así comenzó la tercera etapa en el Junior del delantero nacido hace 33 años en Barranquilla y criado en La Chinita, un sector popular de esa urbe del Caribe colombiano en donde creció en medio de la pobreza pero siempre con la mirada puesta en el balón.
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Esa fijación lo llevó a las divisiones menores del Junior y la que le permitió debutar como profesional en el 2006 en el Barranquilla Fútbol Club, el filial del Tiburón en la segunda división en el que jugó 40 partidos y anotó 16 dianas.
Su buen rendimiento lo llevó al Junior, donde debutó en el segundo semestre de 2017 y tuvo una primera etapa provechosa que le abrió las puertas de la selección colombiana.
En esa época fueron los goles los que catapultaron el progreso de Gutiérrez, pues entre 2007 y 2009 anotó 46 con la camiseta rojiblanca y el Trabozonspor lo fichó en 2010.
Tuvo muchas dificultades para adaptarse, pero se convirtió en clave para su equipo hasta que en octubre, sin aviso previo, viajó a Barranquilla aduciendo problemas de salud y nunca regresó.
Desde esa época, el carácter de Teo le ha dejado problemas.
En 2011 llegó a Racing y, pese a su buen nivel, los problemas se dieron por expulsiones, agresiones y discusiones con los árbitros.
La situación empeoró cuando se fue a los golpes con Mauro Dobler, el arquero suplente del equipo argentino en esa época, y estalló cuando, en una discusión con el exportero Sebastián Saja, sacó un arma de aire comprimido y amenazó a sus compañeros.
Lanús le abrió las puertas en el primer semestre de 2012 para disputar los octavos de final de la Copa Libertadores, pero al quedar eliminado se devolvió a Barranquilla para su segunda etapa con el Junior, que lo recibió cedido y en donde jugó únicamente seis meses antes de partir al Cruz Azul de México.
Con el equipo capitalino tuvo un gran actuación en el segundo semestre del año y fue una de las figuras en el título de la Copa MX, así como en el paso a la final de la Liga mexicana, sin embargo el delantero precipitó su salida al River Plate.
En su regreso a Argentina, Teo ya no era el goleador de antes pero sí aportó mucho a su equipo con su capacidad asociativa y por los buenos movimientos sin balón, con los que ayudó a que la banda levantará varios títulos, entre ellos el de la Copa Sudamericana de 2014, torneo en el que fue el mejor jugador.
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Ese mismo año también jugó el Mundial de Brasil luego de una eliminatoria brillante en la que hizo dupla con Falcao y dejó en el banco, entre otros, a Jackson Martínez y Adrián Ramos, dos delanteros que en esa época sobresalían en Portugal y Alemania.
Su etapa en River Plate terminó en 2015, unas semanas antes de que su equipo jugara la semifinal de la Copa Libertadores; pasó al Sporting de Lisboa, donde hizo 15 goles en 32 partidos en la temporada 2015-2016, y luego regresó en agosto de ese año a Argentina, donde estuvo casi doce meses en el Rosario Central.
Luego de sus aventuras por Argentina, México y Portugal, Teo recaló el año pasado al Junior y, fiel con la actitud que ha mostrado a lo largo de su carrera, no se esconde a la hora de decir que va "por los dos títulos", el de Sudamericana que disputa contra el Atlético Paranaense y el de liga, que lo enfrenta al Medellín.
Los cerca de 200 goles que ha anotado en su carrera lo acreditan.
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