Luz Dary tuvo que cerrar durante tres meses el local que durante cuatro años funcionó en un segundo piso en el occidente de Bogotá acatando así la medida de aislamiento por la pandemia del coronavirus.
Cuando la mujer regresó para reabrir encontró que su negocio había sido “saqueado” por el dueño del edificio.
“La recepción, el sauna, el jacuzzi, mis equipos de estética, documentos privados, todo desapareció, hasta las cámaras de seguridad”, denuncia.
Aunque ella reconoce que había una deuda por concepto de arriendo de tres meses, no se explica por qué, sin aparente previo aviso, el propietario del local sacó sus elementos, que ella avalúa en $600 millones.
Hasta la fecha, no sabe dónde están esos artículos.
Juristas advierten que estas prácticas están prohibidas, sin importar que sea o no durante situaciones de emergencia como la pandemia. Si el dueño de un negocio lo hace, puede estar incurriendo en hurto calificado y agravado.
De ser hallado culpable, la condena sería superior a los nueve años de prisión.