Con el esloveno Primoz Roglic como líder a la expectativa, la 'roja' la porta interinamente el sorprendente noruego Odd Christian Eiking (Intermarché-Wanty), llega la última semana de la edición número 76 de la Vuelta a España con todo por decidir y una propuesta de recorrido para sus últimos cinco días del más alto nivel de exigencia.
Roglic y su equipo dieron el consentimiento a una numerosa escapada en la décima etapa que finalizó en Rincón de la Victoria y de allí salieron tanto Eiking como el francés Guillaume Martin (Cofidis) para instalarse en la primera y segunda posición de la clasificación provisional, respectivamente y de las que ya no se han movido.
Los aspirantes a la 'roja' han optado la segunda semana de carrera más por la vigilancia y mantener las distancias que se marcaron en las nueve primeras que por dar un golpe que pudiera ser definitivo. Las diferencias que se han marcado no han pasado de un puñado de segundos hacia uno u otro lado.
Todo pasa por hacer desaparecer de los primeros puestos a Eiking y Martin, ciclista que viene de hacer top-10 en el Tour 2021, aunque ambos se han aferrado a su puesto y apenas han cedido. Las apuestas no pasan por el triunfo de uno de ellos, pero tampoco se les puede seguir dando vida.
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Ahora deberán ser Roglic; los dos Movistar, el español Enric Mas y el colombiano Miguel Ángel López; el australiano Jack Haig, del Bahrain Victorius; y Egan Bernal, del Ineos Grenadier, entre los mejor situados, los que se pongan a prueba y demuestren que merecen el triunfo final.
Las cuatro claves para resolver la carrera española, en una semana en la que discurrirá por la cornisa cantábrica y Galicia lo que traerá unas temperaturas menos rigurosas e incluso la posible aparición de lluvia, serán:
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Primera: Lagos de Covadonga. Un final en puerto de categoría especial y el más conocido por los aficionados desde su irrupción en el recorrido en 1983, al que se llegará tras el doble paso previo por la Collada de Llomena. Es la primera oportunidad en la que todos están obligados a buscar las debilidades de los adversarios y tratar de eliminar a algún rival.
Segunda: El inédito Pico Gamoniteiru y su inusitada dureza. Tras Lagos llega la etapa reina de la Vuelta con 4.516 metros de desnivel acumulado, dos puertos de primera, uno de segunda y la guinda de un final con 15 kilómetros y una pendiente media del 9,8 %, un nivel de exigencia poco usual. Nadie podrá esconderse y será muy complicado que allí ninguno de los aspirantes pueda contar con el apoyo de algún compañero de equipo.
Tercera: Dos etapas en Galicia sin un minuto de respiro. La que finalizará en Monforte de Lemos, la antepenúltima de la Vuelta, puede ser el día en el que el grupo de elegidos se tome un respiro, sin olvidar que las carreteras gallegas son propicias a cualquier tipo de ataque.
El sábado el pelotón deberá superar los 200 kilómetros de un recorrido de corte de las típicas clásicas belgas y una parte final con muros que obligarán a exprimir al límite las fuerzas. Será el día en el que la labor de equipo en favor del líder sea más decisiva, bien para defender lo conseguido o para romper la carrera.
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Cuarta: La contrarreloj, el as en la manga que permite a Roglic gestionar la carrera con mayor tranquilidad. Como ya ocurrió en 2014 cuando también acabó en Santiago, la última etapa será de lucha individual y en esa especialidad el esloveno es el mejor, aunque para rematar su tercer triunfo en la carrera española deberá evitar las crisis que ha mostrado asiduamente en la tercera semana.
En la Vuelta en 2019, su compatriota, un emergente Tadej Pogacar, ya lo puso contra las cuerdas el penúltimo día y un año después fue el ecuatoriano Richard Carapaz el que hizo lo propio. En ambos casos salió triunfador, algo que no pudo hacer en el Tour de 2020 en el que sucumbió ante un Pogacar que confirmó su enorme potencial. El campeón olímpico es consciente de esa debilidad y confía en que sus rivales no obtengan rédito previamente.
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