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Las heridas entre jugadoras por la guerra se vuelven a abrir en Roland Garros

Las jugadoras de Ucrania, Rusia y Bielorrusia han tenido que cohabitar nuevamente en los torneos de tenis, sin embargo, en Roland Garros el ambiente se ha tornado incómodo.

Elina Svitolina, tenista ucraniana. Foto: Getty Images
Elina Svitolina, tenista ucraniana. Foto: Getty Images
Robert Prange/Getty Images

Desde hace más de un año las tenistas rusas, bielorrusas y ucranianas deben cohabitar en el circuito mundial, una situación que fractura el vestuario y provoca tensiones que en ocasiones explotan, como ha ocurrido en este Roland Garros.

El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, que es partidario de la reintegración de los deportistas rusos y bielorrusos en las competiciones tras su exclusión debido a la invasión de Ucrania, evoca habitualmente el ejemplo del tenis como una de las referencias de la buena cohabitación entre jugadoras de los países implicados. La realidad es muy diferente a la que percibe el COI.

'No es aceptable'

Unos días después de la recomendación del COI en marzo de 2022 de prohibir competir a rusos y bielorrusos, la ATP y la WTA los excluyeron de sus competiciones por equipos nacionales, autorizándoles a jugar de manera individual en el circuito bajo bandera neutra.

Y la herida comenzó a abrirse, con más fuerza en el circuito femenino que en el masculino ya que ningún jugador ucraniano está en el Top-100. El primero ocupa la 183ª posición mundial.

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En el femenino, cuatro jugadoras ucranianas deben cruzarse en las pistas y en los vestuarios con una docena de rusas y bielorrusas, todas en el Top-100 mundial.

Desde hace meses, las jugadoras ucranianas se quejan de esta situación y acusan de falta de firmeza a las instancias que dirigen el tenis mundial, pidiendo la exclusión total de las jugadoras rusas y bielorrusas.

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Como gesto simbólico, algunas rechazan dar la mano a sus adversarias de estos países, como Anhelina Kalinina tras su victoria ante la rusa Veronika Kudermetova en semifinales de Roma, o Elina Svitolina ante Anna Blinkova el viernes en la tercera ronda de Roland Garros.

"No nos hemos dado la mano porque esta chica viene de Rusia. No es un secreto, este país atacó Ucrania", explicó Kalinina. "No hay nada personal, pero de manera general, no es aceptable".

La número 1 mundial, la polaca Iga Swiatek, habló del tema en el diario francés Le Monde: "Efectivamente hay tensiones entre las jugadoras, el ambiente en el vestuario es bastante pesado. No sé realmente lo que Thomas Bach quiso decir".

"Actualmente hay una especie de caos en el deporte", añadió Swiatek.

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"Hay dos realidades que cohabitan, el deporte y la guerra. Cuando las dos realidades se confrontan, la guerra es más importante", resume Lukas Aubin, especializado en la geopolítica del deporte y director de investigación del instituto de relaciones internacionales y estratégicas Iris.

A menudo, las ucranianas muestran su descontento a través de la palabra, saliéndose del marco del deporte.

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La Federación Internacional de Tenis recordó esta semana que las declaraciones políticas no están prohibidas, después de que Novak Djokovic opinara que Kosovo debería forma parte de Serbia.

"La trampa de Coubertin"

En el arranque de Roland Garros, la ucraniana Marta Kostyuk rechazó saludar a Sabalenka. El público abucheó su decisión y la jugadora dijo después en rueda de prensa que los aficionados deberían "tener vergüenza".

marta-kostyuk
Marta Kostyuk, tenista ucraniana de 19 años.
Getty Images

"Estos abucheos en Roland Garros son una novedad. El público parecía elegir el campo del deporte", analiza Aubien.

"Es lo que yo llamo la trampa de Coubertin, que reenvía un mensaje muy antiguo, 'lo importante es participar'. El deporte mundial está fundado bajo esta máxima, que con otros investigadores tratamos de deconstruir, que dice que el deporte no es político", añade.

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Sabalenka también ha reconocido vivir un momento complicado. "Nunca había sentido tanto odio en el vestuario, me cuesta comprender que haya tanta gente que me odie sin razón, no he hecho nada", dijo en Miami.

Tras una comparecencia en Roland Garros en la que recibió varias preguntas relacionadas con la guerra y con su relación con el presidente bielorruso Alexander Lukashenko, por parte de una periodista ucraniana, la jugadora pidió no salir a la rueda de prensa posterior al partido del viernes.

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"Tengo que sentirme segura cuando hablo con los periodistas tras mis partidos. Por mi propia salud mental y mi bienestar he decidido no ponerme en esa situación hoy y el torneo ha apoyado mi decisión", dijo sobre una decisión respaldada por la organización de Roland Garros.

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