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¿A quién le duele cada refuerzo o contratación en Millos?

Si a usted le queda como herencia la casa adorada de sus papás, seguramente será responsable con su administración y destino.  Le dolerá cualquier cosa que pase con esa casa porque Ud. habrá vivido muchos años de su infancia y adolescencia.  Es decir, hace parte de su vida, de sus recuerdos, alegrías y amarguras.  Es un tesoro. El ejemplo lo traigo para poner en contexto la responsabilidad de la persona que en un club profesional de fútbol se encarga de gestionar la búsqueda, contacto, averiguación, negociación y concreción de los jugadores que refuerzan el equipo e incluso de los jóvenes prospectos de otros destinos diferentes de las propias divisiones inferiores por los cuales se apuesta. En la mayoría de casos exitosos, especialmente de equipos grandes se llama a esa gestión a personas que vistieron sus colores, jugaron varias finales con ese club y tienen un reconocimiento determinante de parte de los hinchas.  Casos hay:  

  1. Bayern Munchen - Karl-Heinz Rummenigge

  2. Javier Zanetti - Inter de Milán

  3. Pavel Nedved - Juventus

  4. Atlético de Madrid - José Luis Pérez Caminero

  5. Barcelona - Andoni Zubizarreta

  6. Valencia - Roberto Ayala

  7. Real Madrid - Jorge Valdano

  8. River Plate - Beto Alonso & Enzo Francescoli

  9. San Lorenzo - Bernardo Romeo

  10. Velez Sarfield - Christian Bassedas

  11. Santa Fe - Agustin Julio

  12. Nacional - Victor Marulanda

  13. Cali - Faryd Mondragon

  El anterior listado confirma mi hipótesis y habrá más casos que se me pasan. Para el caso de Millonarios FC, esa figura no ha sido incorporada ni en su reciente historia de democracia institucional ni en los nefastos veintitantos años de triste y dudosa administración entre finales de los 80s y 2010.  La historia muestra que Don Alfonso Senior se encargaba de traer lo mejor de lo mejor para su amado Millonarios.  Así nos ganamos un lugar en el mundo del fútbol, así ganamos una cascada de títulos a punta de talento y así se dió lugar a la hinchada más gloriosa de este país. Ese vacío conceptual para determinar que un jugador merecía vestir nuestros colores Azul y Blanco fue ocupado por dueños, directivos, empresarios vivos, testaferros, dirigentes corruptos e incapaces que nos quisieron vender como grandes refuerzos a tipos que conforman una lista de no menos de doscientos (200) troncos memorables que nos volvieron durante todos estos años el hazmereir del FPC. Hoy por hoy no tenemos ese gran doliente con cargo de director deportivo o manager.  La realidad nos indica que entre dos personajes poco visibles y de dudosa capacidad de gestión, los hinchas quedamos a merced de lo que puedan hacer: Nicolás García y José Portolés, ambos con poco o ningún vínculo histórico con la institución. De García sabemos que alcanzó a llegar a jugar a nivel profesional con Millos con un resultado muy discreto; claro, habrá hecho sus méritos académicos para llegar a una posición en una empresa importante pero no parece que estuviera a la altura de nuestras necesidades. Y de Portolés, nada.  Que es peor, mucha mala cara, mucho criticar y poco de ejecutorias. Poquísimo. Millonarios FC no tiene un Andoni Zubizarreta o un Christian Bassedas a quien le duela en el alma la decisión de traer a un jugador como refuerzo para su equipo.  Esas posiciones que hoy ocupan Nicolás García y José Portolés y que nadie entiende qué hace cada uno (¿duplicidad de funciones?), deben ser de personas que tengan plena identidad con el club.  No digo que tengan necesariamente un PHd o un MBA para saber si un posible jugador para Millonarios FC es bueno o malo pero sí alguien que reúna tres requisitos innegociables:  a) haber vestido nuestros colores, b) haber jugado instancias finales hasta matarse por nuestros colores y c) tener reconocimiento de la hinchada.   No creo, francamente, que no exista un solo nombre disponible. Ojalá que la Junta Directiva de Millonarios FC y su nuevo gerente Enrique Camacho Matamoros entiendan y tengan la visión de decidir que se requiere de ese ojo que sepa de fútbol para liderar la gestión de contrataciones y refuerzos.  Si el camino es continuar con la velocidad de gestión de Nicolás García y con la soberbia estratosférica de José Portolés, pues seguiremos como venimos desde hace ya varios torneos en esta etapa institucional:  silencio absoluto, largas negociaciones convertidas en novelas, anuncios tardíos de refuerzos de dudoso desempeño y puesta a punto de jugadores de manera tardía. Lo que hoy está haciendo el Deportivo Independiente Medellín en ese sentido es de reconocer: se movió muy rápido con la contratación de Vladimir Marín, Cristian Marrugo y el zurdazo crack Daniel Hernández.  En el momento en que Hernández fue anunciado por el DIM, se supo por la prensa deportiva que apeeeeeeeenas se iban a sentar Portolés & Cia con la junta a definir refuerzos para afrontar Liga Postobón II, Copa Suramericana y Copa Postobón. A esta altura, faltando poco más de un (1) mes para el primer partido, poco se dice, poco se comenta, nadie sabe nada. Ojalá esta vez el equivocado sea yo.      

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