En una entrevista con 'Radio La Red', el otrora árbitro Carlos Espósito contó de forma detallada los "momentos de terror y susto" que tuvo que pasar junto a sus asistentes Abel Gnecco y Juan Bava horas previas al partido entre Atlético Nacional y Danubio, de Uruguay, de la Copa Libertadores de 1989 , que a la postre ganó el equipo antioqueño.
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Acá reproducimos varios apartes de la confesión hecha por Espósito.
"Todo arrancó desde que llegamos al aeropuerto de Medellín. Los árbitros colombianos que nos fueron a recibir ya nos habían entregado. Después de mucha espera fuimos al hotel. Los árbitros no acostumbrábamos a dejar el hotel. Me invitan a una cena y les dije que no... Me levanté a pagar y le dije a la camarera que me llevara un bidón de agua, porque no había agua potable... me golpean la puerta. Y estaba la chica con una botella chiquita. Le recordé que le había pedido una grande. Vuelven a golpear la puerta y le pido a Juan que se levantara. Y fue Bava. A Bava lo conocen... Es difícil mover una mole de ésas. Pero Bava voló. Entraron cuatro, uno con ametralladora, a Gnecco le pusieron una nueve milímetros en la cabeza. Y atrás entró el famoso 'Popeye', bien vestido, traje, corbata. Traía un maletín. Lo abrió y dijo, acá hay 250 mil dólares. Llévenselo, tranquilos, van a salir de Colombia sin problemas... Antes de eso nos habían roto todos los teléfonos... Les respondimos que habíamos ido a trabajar como corresponde".
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"Insistieron, les volvimos a decir que no. '¿Qué hacemos?', les pregunté a Bava y Gnecco. No sabíamos para qué lado arrancar. Les sugerí agarrar las valijas e ir a dormir al aeropuerto. Pero Gnecco, que conocía Colombia, y que una vez le habían bajado una puerta de un tiro, me gritó: '¡Escuchame pelotudo -sic-, nosotros de acá no nos podemos mover!'. Esto fue un día antes del partido. Me asomé por la ventana y abajo había cinco tipos que no se movían"
"El partido terminó 6-0. En alguno de los goles, lo miré a Bava y nos hicimos la cruz. Al final hubo como15 muertos por la gente que salía a los balcones y tiraban los tiros al aire. Nos terminados yendo al aeropuerto. Y estaban los uruguayos, que se tomaban el mismo vuelo. Vino el presidente de Danubio, un tipazo, y me preguntó si la habíamos pasado mal. Sabían todo. A ellos les había pasado lo mismo".
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