"Queremos asegurarnos de que un deporte que está ganando popularidad se dirige de manera recta", aseveró Obama en una conferencia de prensa al término de la cumbre del G7 a la que asistió en el palacio de Elmau (Alemania).
Fue su primera reacción sobre el escándalo en torno a la FIFA destapado por una investigación de la justicia estadounidense.
La semana pasada, el portavoz de Obama, Josh Earnest, sostuvo que la FIFA puede salir beneficiada con un "nuevo liderazgo", al ser preguntado por la renuncia del actual presidente del organismo, el suizo Joseph Blatter.
"Y es una oportunidad para que la organización trate de mejorar su imagen pública", agregó Earnest al anotar que la FIFA se encarga de gestionar "los asuntos de un deporte que es seguido por miles de millones de personas en todo el mundo".
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Blatter anunció que pone a disposición su cargo y que habrá un congreso extraordinario para elegir al nuevo mandatario del máximo organismo futbolístico mundial.
No obstante, Blatter seguirá como presidente en funciones del organismo hasta que se celebren los próximos comicios, entre el próximo diciembre y marzo de 2016.
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El suizo fue reelegido como presidente de la FIFA dos días después de la detención de siete altos cargos de la organización en Suiza a petición de Estados Unidos, que solicitó su extradición para juzgarlos por presunta corrupción.
Mientras, la FIFA admitió por primera vez que se podría anular el proceso de elección de las sedes de los mundiales de fútbol de 2018 y 2022, Rusia y Catar, respectivamente, si se comprueba que actos de corrupción influyeron de forma determinante en la decisión final.