Parecía que el Valencia no iba a tener opciones de nivelar el marcador, pero a cuatro minutos del final, en uno de los contados contragolpes de que dispuso, una buena acción de Alcácer permitió que Santi Mina diera réplica al tanto anterior de Luis Suárez.
Al Barcelona le costó casi una hora abrir el marcador y cuando lo hizo, no varió su forma de jugar y aunque el Valencia trató de adelantar líneas, encontró muchas dificultades para crear peligro en las inmediaciones de Claudio Bravo, que apenas intervino en todo el encuentro, pero consiguió empatar.
Desde el principio, el partido se ajustó al guión previsto con un control total de la situación por parte de Barcelona que, fiel a su estilo, se adueñó del partido desde el saque inicial a la espera de encontrar el momento adecuado para hacer daño al rival.
La incógnita estaba en el Valencia. No se sabía que podía dar de sí un equipo plagado de bajas en su primer partido de Liga tras la etapa del destituido Nuno Espirito Santo.
De entrada se vio un bloque motivado, intenso y ordenado, consciente de que el balón iba a ser para el Barcelona y de que sus recursos eran limitados, pero capaz de presionar arriba en acciones puntuales.
En cualquier caso, su planteamiento fue conservador, con el objetivo de no ofrecer espacios al rival y de tratar de salir a la contra en las contadas ocasiones en las que pudiera hacerlo.
Así consiguió frenar el ritmo del partido al jugar sin prisas, consciente de que el empate inicial le mantenía vivo.
Fue así, lo que no impidió que sus opciones fueran escasas, ni que el Barcelona, a pesar de las dificultades que le puso el Valencia, dispusiera de claras ocasiones de goles, en especial una de Messi (m.26) en la que remató flojo con la derecha por el centro de la portería. Luego las tuviera Nyemar, Suárez e Iniesta.
Neymar creaba muchos problemas a Vezo, lateral de circunstancias, por la banda izquierda del ataque barcelonista y la mejor noticia para los locales fue llegar al descanso con la portería a cero porque sus pocos ataques no fueron claros y el equipo se sostenía en un espíritu renovado a base de garra y solidaridad.
El Barcelona no había renunciado a su idea futbolística, ni tampoco se había precipitado, consciente de que antes o después le iba a llegar la oportunidad. Con esa misma dinámica comenzó la segunda mitad.
El Valencia tenía poca salida, pero el Barcelona no se mostraba claro de cara a puerta, aunque jugaba muy cerca de la portería de Jaume Doménech y recuperaba el balón con mucha rapidez cada vez que lo perdía.
Era tanta la presencia en ataque del Barcelona, que en una de esas recuperaciones de balón, un pase de Messi concluyó con una gran penetración de Luis Suárez quien, en un gran remate puso el 0-1 en el marcador (m.58).
Poco cambió el encuentro tras el gol del atacante uruguayo, ya que el Valencia, a pesar de arriesgar un poco más, no tuvo opciones en ataque y el Barcelona se sentía cómodo con el manejo del balón a la espera de encontrar su opción para cerrar el encuentro.
Ficha técnica: