10 de septiembre de 1997, minuto 68, centro de Faustino Asprillla, engache hacia afuera, derechazo al primer palo y entra Wilmer Cabrera, cabecea y vence a Rafael Dudamel, ídolo del fútbol venezolano, sellando la clasificación de Colombia a Francia 98, el fin de una generación… Cómo no le va a dar a uno dolor de estómago pensar en que después de 16 años (a 2014) nuestra selección Colombia regresará a un Mundial de Fútbol y que, además, volverá a la élite del deporte más emocionante del planeta. Para todos los que amamos este deporte y que, también, vivimos de él, nos resulta emocionante desde contar cuántas camisetas amarillas se verán el viernes en la calle, cómo en una celebración con desparpajo después de que el árbitro brasileño De Oliveira pite el final del partido contra Chile. ¿Por qué estamos sufriendo hasta el penúltimo partido? No quiero irme a las matemáticas, que son clarísimas demostrando que un punto nos vale, voy al corazón de hincha, como el mío, que desde el 4-0 a Uruguay en Barranquilla y el 1-3 a los australes en Santiago, ya supo que Colombia, por fin, sí, por fin, volvería a un Mundial. La reglamentación FIFA es clara y los medios estamos en la obligación de ser rigurosos con ella, esas extrañas decisiones de don Jospeh Blatter que, además, nos tienen ad portas de ser, por primera vez en nuestra historia, cabezas de serie en Brasil 2014. Lo oyó bien, a la altura de Alemania, España, Brasil, Argentina, de los colosos, de los encopetados grandes. Hay que creerse el cuento Por supuesto, no es un reto menor, que Colombia esté hoy posicionada, por el particular ránking FIFA, al nivel de estos monstruos del fútbol mundial. Póngase la mano en el ‘considere’, así como tiene la gallardía de aceptar las derrotas, así como pudimos soportar tres eliminatorias de fracasos, también reconozcamos que hoy somos una de las 10 mejores selecciones del globo. Eche cabeza, haga memoria y analice que le dicen a usted, señor lector, nombres como Radamel Falcao, James Rodríguez, David Ospina, Camilo Zúñiga, Pablo Armero, Juan Guillermo Cuadrado, Jáckson Martínez, Juan Fernando Quintero…A mí me pintan un paisaje en el que me veo sacando pecho de estar, como mínimo, en los cuartos de final de un Mundial. Ellos nos cumplieron, nosotros además de apoyarlos y de estar como una sombra detrás, debemos creernos el cuento, uno de los problemas de las generaciones pasadas estuvo en eso, en la mentalidad. 11/10/13 Yo me uno al grupo de los que están esperando que el ‘Cantante del gol’ nos haga entrar en llanto con una narración digna de una clasificación a un Mundial, que suene el himno de la República y se escuche en cada rincón del país y de los que, así conozcan el final, caen en una crisis de ansiedad, que carece de una explicación lógica. Lo cierto es que llegó el día, la fecha que, por lo menos, mi generación no olvidará. 11 de octubre de 2013, 6 de la tarde, señor, Javier Fernández, háganos llorar, yo ya me mamé de contenerme. Por: Jaime Barbosa // Twitter: @janbaro
Actualizado: enero 25, 2017 12:00 p. m.