Rápido, inteligente y escurridizo. Gambetero empedernido. Con esa alegría única que le confiere haber nacido a orillas del Mar Caribe, en su querido Necoclí, un día como hoy hace 26 años. Cuadrado. Hijo de este convulsionado, inexplicable y fascinante país que es Colombia. Levantado con esfuerzo por su madre a punta de pescado y plátano. Víctima de la absurda violencia que azotó al Urabá antioqueño y que le arrebató a su padre cuando tenía menos de cinco años. Cuadradito. El de sus inicios estelares en el DIM, el de los chispazos con Udinese y Lecce, el crack de Fiorentina que lo tiene ahora en carpeta de los principales equipos europeos. Dueño de esa herencia afro que como los Iguarán, Willington, Rincón o Asprilla, tanto sabor le ponen al fútbol colombiano y que tantos aplausos nos han robado. Neco. El que la rompe con Armero bailando. El intratable lateral, volante o puntero derecho. El de los rizos pintorescos, que se ganó a pulso un lugar entre los elegidos, hoy está de cumpleaños. Toda la admiración para él y su historia de vida. Alguien que me traduzca este texto al griego para que sepan a qué atenerse, porque en ese país europeo desde el 14 de junio lo van a odiar todos: desde el lateral izquierdo José Holebas hasta los queridos y estudiados presocráticos. Por: Mateo Isaza Giraldo @MateoIsazaG
Actualizado: enero 25, 2017 11:58 a. m.