Kuipers, que ya había parado en otras dos ocasiones la contienda tras haber caído bengalas al terreno de juego, se vio obligado en el minuto 73, con 1-1 en el marcador, a detener el partido y enviar a los jugadores a los vestuarios ante la humareda producida por las bengalas.
Tras unos cinco minutos de interrupción, los jugadores italianos volvieron -únicos en retirarse a los vestuarios, pues los croatas se mantuvieron al borde del campo- y el colegiado decretó la continuación del partido.