No despertar envidia, sino servir como ejemplo. Fue así como nació "El Campeón de la Vida", quien en 208 páginas distribuidas en 15 capítulos, y con el prólogo de otro campeón de la Libertadores en 1989 con Atlético Nacional, Francisco Maturana, describe parte de la vida de Montoya, pero, sobre todo, su proceso de superación tras el accidente.
"Él (el Profe Montoya) estaba un poco temeroso de contar sus intimidades, pero después de un año de la propuesta de hacer el libro me dijo que lo lanzara, y así empezó todo un proceso que duró 18 meses de trabajo", señaló a Efe Jaime Humberto Herrera.
"La idea era contar cosas nuevas y, sobre todo, el proceso de superación, por eso aunque se habló de su infancia, del colegio, de la universidad, y de cómo ayudaba a su papá a cargar un camión de carbón en las minas de Amagá, se hizo énfasis en cómo empezó a tomarle amor a la vida a pesar de su cuadriplejia, a pesar de que solo puede mover la cabeza", agregó Herrera.
"Mi historia le puede servir al ciudadano del común porque en cualquier momento, que tenga una dificultad, esto que yo he hecho le puede servir de ejemplo", comentó Montoya tras el lanzamiento de su libro.
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"Es ahí donde el 'Profe' Montoya comienza a ser un 'promotor de ilusiones' como se titula uno de los capítulos y empieza a dictar charlas de superación en diferentes instituciones, de donde extractó un decálogo de todos los parámetros que uno necesita para ser feliz y, sobre todo, para seguir adelante", aseguró el escritor a Efe.
"La idea era mostrarle a la gente que pese a sus limitaciones él sueña con aportar, con ser alguien, con trabajar, por todo eso salió este libro", añadió.
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Sin embargo, fueron muchas veces las que Jaime Herrera debió apretar su corazón para no llorar frente al profesor Montoya durante sus entrevistas para el libro.
"Es que cuando uno está cerca del 'Profe' hay un lema que dice 'prohibido llorar', pero por dentro se va como consumiendo algo, algunas veces cuando terminaba la entrevista no aguantaba las ganas de llorar", aseguró el autor del libro.
"Por ejemplo, a veces se me olvidaba que no podía estirar la mano para saludarlo, y al reaccionar le tocaba el cuello o lo saludaba en la cabeza, pero uno se va metiendo en el papel del personaje y es muy duro", narra Herrera.
El libro, que servirá, en lo económico, para el tratamiento del profesor Montoya, no profundiza tampoco en el día del atentando, ni mucho menos en sus protagonistas, por petición del propio ex entrenador.
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"El me dijo que no tocáramos ese tema, porque precisamente ese día (22 de diciembre de 2004) estaba jugando con su hijo, y entonces se puso a llorar", relató.
"En los últimos dos capítulos él le quitó algunas cosas, sobre todo porque hablaba de alguna sensibilidad en sus pies, según me dijo porque no quiere crear falsas expectativas, o si siente algo de cansancio, que a veces puede ser mental", destacó.
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"Van a tener a Luis Fernando Montoya para mucho rato, porque estoy enamorado de la vida, me siento orgulloso de ser antioqueño y colombiano", señaló el ex técnico cuando vio terminado el libro que relata su vida.