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El dúo ruso

Ante el fracaso en la última Copa del Mundo en Brasil y sin la presencia de un ‘9’ poderoso, Capello ha tenido que apostar por Dzyuba. Y de qué manera. Segundo goleador (por detrás de Doumbia) la temporada pasada con un discreto Rostov y uno de los goleadores en la presente campaña con el Spartak Moskva. De paso, la llegada de Dzyuba ha beneficiado a Kokorin en su posicionamiento dentro del gramado, como también en el funcionamiento. El cambio de plan del entrenador italiano, en definitiva, beneficia a dos partes: la pareja Kokorin-Dzyuba y a Rusia en materia ofensiva. Aleksandr Kokorin (23 años) es un delantero más fino y movedizo en el frente de ataque. Le gusta salir de su demarcación original para participar en la elaboración y tener contacto con el balón. Activa varios indicadores en ataque posicional entrando y saliendo, cayendo a los costados y, sobre todo, recibiendo de cara y aprovechando su calidad y sutileza con el balón. Es una de las sensaciones en el fútbol ruso con el Dinamo Moskva de Mathieu Valbuena, Kevin Kurányi, Igor Denisov, Balázs Dzsudzsák & cía. Sin duda alguna, dentro de poco, dará el salto a una de las grandes ligas europeas. Artem Dzyuba (26 años), por su parte, es un delantero más fijo. Empero, por su contextura física, parece ser el típico ‘9’ estático que fija tanto su posición como centrales rivales, que realiza el trabajo sucio, y que convierte goles debajo del arco. Y no es del todo así. Circunstancialmente, recibe de cara al pórtico contrario para participar de manera directa y aseada. Es decir, tirando paredes y buscando moverse en torno al esférico. Pero su fuerte no deja de ser el ataque directo: recibir de espaldas, chocar y descargar. Otro prospecto de futbolista ruso para llegar a una de las grandes ligas en el balompié europeo. Ejemplo de partido Ante Suecia (en Solna, Estocolmo) dejaron entrever su simpatía y compaginación dentro del terreno de juego. Ambos disputaron los 90 minutos. Dzyuba de ‘9’ y Kokorin por detrás de él. Por su facilidad de movilidad y de recibir cómodamente, se posicionaban entre centrales y centrocampistas, por el carril medio. Es decir, por detrás del trivote sueco (Larsson–Källström–Durmaz) y por delante de la pareja de centrales (Granqvist–Antonsson). Fueros dos activos tirando desmarques a favor de los mediocentros rusos (Glushakov–Fayzulin), mínimamente creativos y dependientes de apoyos seguros que propiamente capaces de romper líneas de presión con un simple toque tenso. Dzyuba tiene movimientos más planos que Kokorin. Pero, indirectamente, le conviene a Aleksandr. Tiene más espacios y recibe con más tiempo, ya sea para girar o pensar. Además de no ser Källström un mediocentro intenso, Larsson tiene poca capacidad de robo y Durmaz –hiperactivo– es un interior de vuelo. Allí Kokorin se exhibió (no de gran manera, lógicamente) y Rusia tuvo posibilidades de quedarse con los tres puntos camino a la EURO de Francia ’16. En Twitter: @RicardoPinilla4

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