La Semana Santa es tiempo de reflexión, de recogimiento y de oración para aquellos, católicos practicantes, que así la viven. Obvio, también están quienes aprovechan para tomar un descanso, recargar energía, estar en familia y, respetando creencias, lograr un buen puente festivo.
Igual el fútbol no para. No lo hizo en el domingo de ramos ni lo hará en el de resurrección. El fútbol, como la religión de muchos, “obliga” otro tipo de recogimiento y de oración en forma de canticos desde la tribuna y abrazos apretados cuando la fuerza (la pujadera) es liberada en un grito de ¡gol!
Recibimos, el sábado antes de ramos, a Rionegro en el Estadio Deportivo Cali. La hinchada, la habitual esa que no falla nunca, ocupo la grada y con respeto, la gran mayoría, saludó a Ernesto Hernández con un aplauso. Luego los verdiblancos, incluido Mayer, lo “saludaron” con tres goles que significaron una victoria tranquila, por fin, por 3-0.
La gente salió tranquila y aunque no hubo una persecución de entradas como a los clásicos tampoco hubo muchas quejas por la demora al salir del escenario de Palmaseca. Es que, hay que decirlo, cuando el Cali gana es otra cosa.
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Se vio algo diferente, no obstante, el rival se quedó con diez elementos en campo, el equipo se presentó muy seguramente como Cárdenas y Pautasso lo quieren: aplicado en defensa, con una volante sólida, pero a la vez generadora de fútbol, bandas abiertas y profundas para delanteros acertados, para goles. El segundo tiempo de los verdiblancos fue así y en ese funcionamiento destacaron Rosero, Orejuela, Abel, Benedetti y Murillo sin demeritar a Sambueza quien le mete un no sé qué que invita a los otros a ir adelante.
El equipo mejora, al menos contra las Águilas se les vio con una mejor disposición para ir al frente y, aunque dormidos al inicio del juego, tristemente habitual, después se afianzaron en el campo hasta dominarlo. Bien, así si Deportivo Cali, así si Cárdenas, así si muchachos. Esperemos sea este el inicio de una nueva regularidad que nos vaya alejando de ese fútbol timorato y mezquino que, aunque daba los puntos no nos iba a dar la décima como queremos, como debemos.
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Semana Santa tranquila para preparar el juego por Copa ante el América en el que seguro recibirán minutos aquellos jugadores que no han visto tanta acción o que la requieren para completar su recuperación como Fabián y Roa. El juego del miércoles santo es de visita en El Pascual y, para ir asegurando el paso a siguiente ronda (además del rival) será importante lograr una nueva victoria para continuar con el invicto que trae este cuerpo técnico de cuatro fechas.
El domingo de resurrección teníamos el juego ante Tolima en Ibagué, lo movieron para el sábado y en ese encuentro tendremos una nueva oportunidad para medir capacidades ante un rival tradicionalmente complicado para el miércoles de pascua, esta vez por Liga, visitar nuevamente al rival de patio. Buenos juegos en esta semana y, como es digo, situación ideal para, como dicen en el boxeo, presentar credenciales de equipo que, decididamente, como lo asegura nuestro presidente, va por todo, con toda.
Hablando de Álvaro Martínez y las constantes salidas, (que no debería hacer, pero le obligan), a desmentir rumores me acordé de esto: “Entonces uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y dijo: ¿Qué estáis dispuestos a darme para que yo os lo entregue? Y ellos le pesaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba una oportunidad para entregarle” (Mateo 26: 14-16)
Y no, no es que sea el Mesías ni mucho menos, sino que, como se ha ido viendo desde hace un tiempo para acá (concretamente desde que empezó el año de elecciones) el “enemigo” del Deportivo Cali, porque no atentan contra un hombre y su comité ejecutivo, sino que lo hacen contra la institución y todo lo que representa, se encuentra adentro como todo un Judas.
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Muchos rumores han salido, a través de micrófonos y periódicos que, aún sin confirmarlos los han dado como ciertos, para, como lo dijo Daniel Giraldo a Petiso Arango, “desestabilizar a un club que viene haciendo las cosas bien y buscar un daño” y, lo que es grave, la mayoría de esas acusaciones vienen de socios del club de esos a que la boca se les llena diciendo que “aman al Deportivo Cali”. Tienen una forma extraña de demostrarlo. Pero, si el interés es el bienestar del club y seguir con una administración que cuide, con sentido de pertenencia, lo que amamos como lo ha hecho este comité, ¿por qué estos socios no salen con nombre propio a acusar directamente en las Asambleas y si lo hacen por debajo de la mesa, con esbirros y con un argumento de odio?
Hasta ahora, adicional a la intención de Martínez por buscar la reelección solo conozco la propuesta de un candidato adicional. Uno solo, eso sí, en los pasillos de las sedes se habla de muchas candidaturas con posibles deportistas/presidentes y hasta con dirigentes “importados”
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Es de ahí, de esos pasillos, del baño turcos, de donde se nutren los periodistas, reputados o sin el “re”, que salen, creativos e irónicos como es su estilo, a reproducir lo que se chismea acusando camuflados en lo que ellos llaman una opinión.
Es la política del Cali, esa que cada cuatro años olvida el sentido social del club y se convierte en un nido de intereses particulares en donde, quienes no se ven favorecidos (así lo hayan sido en el pasado) buscan a toda costa recuperar sus treinta piezas de plata sin importar el costo de las mismas entre demás socios e hinchas.
Esperemos se lancen y traigan, como debe ser, propuestas incluyentes, de amplio alcance considerando nuevos socios, nuevos canales y con foco en conservar lo administrativo con buen manejo buscando lo que nos hace falta: réditos en lo deportivo porque, para nadie es un secreto, esa es la deuda grande de este Deportivo Cali.
Demos gracias por sabernos hinchas del Cali y pidámosle a Dios (cualquiera que sea el que les guste) porque sigamos mejorando, mostrando más y mejor fútbol para, todos, juntos, como debe ser, alcancemos la décima y sigamos de largo como lo que somos: “El Glorioso Deportivo Cali”
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Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá.