Cerca de 1.500 obreros encargados de finalizar la obra realizaban este lunes tareas de soldadura, acabado de las gradas o aplicaban una mano de pintura negra a los bordes de las dos pantallas gigantes, de 98 metros cuadrados, que han sido instaladas en los fondos.
Con un aforo de 62.170 espectadores, el Mineirao será uno de los principales estadios del Mundial y de la Copa Confederaciones de 2013, en el que recibirá tres partidos, entre ellos una semifinal y el México-Italia de primera fase.
Toda la obra de ingeniería ya está concluida y los asientos blancos y grises, que dibujan un mosaico, ya están preparados para el partido inaugural, un derbi entre el Cruzeiro y el Atlético Mineiro previsto para el próximo 2 de febrero.
Los vestuarios también están terminados, incluyendo un jacuzzi y una sala de precalentamiento con hierba artificial, mientras que las salas de prensa, ya con moqueta en el suelo, recibían hoy una mano de pintura antes de la instalación de las sillas y pupitres.
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El director ejecutivo de Minas Arena, el consorcio encargado de las obras, Ricardo Barba, explicó hoy a periodistas que se ha mantenido y la estructura original de las gradas superiores del Mineirão, que data de 1963, mientras que se ha construido de cero toda la parte inferior.
La fachada del estadio, que se levanta imponente frente a la laguna de la Pampulha, también fue preservada, ya que es considerada patrimonio histórico nacional.
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"Trabajar en un estadio ya hecho ha sido un desafío", afirmó Barba, que detalló algunas tareas que aún faltan, como rebajar la altura de la cobertura de los banquillos para que esta no dificulte la visión de la primera fila, como ahora ocurre.
La reforma del estadio, que costó 654 millones de reales (unos 312 millones de dólares), incluyó la construcción de un cubierta para proteger de la lluvia todos los asientos.
El Mineirao será el segundo estadio de los doce del Mundial que será inaugurado, apenas unos días después del Castelão de la ciudad de Fortaleza, que está previsto para mediados de diciembre.
Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, en el sureste de Brasil, será una de las sedes más importantes del Mundial, y recibirá seis partidos, entre ellos uno de octavos y una semifinal.
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El alcalde de Belo Horizonte, Marcio Lacerda, dijo que su mayor preocupación de cara a la organización del Mundial es el ritmo de las obras de ampliación del aeropuerto de Confins, que dependen del Gobierno brasileño.