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¡El ascenso! Un peregrinar lleno de espinas que terminó siendo el día más feliz de mi vida

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Después de cinco años de saber asimilar y comprender que estábamos en un lugar en el que no debíamos estar, llegó el gran día, la final más emocionante que he podido ver en mi vida, el domingo 27 de noviembre de 2016; América vs. Quindío, en el Pascual Guerrero.

Ni los títulos ganados a principio de siglo habían sido tan importantes como aquel día en el que todo el país estaba pendiente de lo que sucedería con América de Cali. Se tenían que romper cinco años de desdichas, desilusiones, y lo principal, una dirigencia nefasta, que tuvo que ser rescatada, a la brava, por Tulio Gómez. Los días previos al trascendental partido fueron de angustia; todos los hinchas queríamos que ‘la mecha’ jugara cada dos días para saber si ascenderíamos o no.

La cosa no empezó de gran manera en los cuadrangulares finales, caímos contra ese mismo Quindío, en Armenia; blooper de no creer de Carlos Bejarano. Aún recuerdo cuando lo tuve frente a frente y le dije: “te odié cuando hiciste ese penalti ridículo contra Quindío”, entre risas respondió –“Son normales los errores, pero aquí estamos, en primera”.

Situación apretada para las grandes finales que se le venían al ‘rojazo’. Los de Hernán Torres, en ese momento el técnico, sacaron la casta y ganaron tres partidos vitales. Pero como para América, siempre, casi todo ha sido sufrido, un empate en Popayán 1-1 contra Universitario otra vez nos puso a penar de cara a la última fecha contra Quindío.

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El día para romper la historia.

Un marco perfecto, tarde de domingo en el Pascual, el fortín en el que tantas veces tocamos la gloria, nuevamente una cita con el destino; romper la historia. América enfrentaba a uno de los mejores equipos de ese año, el Quindío, el que nos complicó siempre y hasta ese mismo día nos puso a sufrir. Todo empezó de buena manera con la anotación de Ernesto Farías, un gol de calidad realmente. Todos soñábamos. Las cosas del fútbol, Jhony Mosquera, uno de los pilares del mediocampo marcó en propia puerta y el marcador 1-1; pero sí, el ascenso era para nosotros, penal para América y gol que gritamos con el alma de Cristian Martínez Borja, el que declaró su fanatismo por el ‘rojo del Valle’.

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No sé si de todos los hinchas, pero por mi parte, el júbilo fueron minutos de lágrimas en los que recordaba esos momentos tristes de cinco años atrás en los que nuevamente nos teníamos que sumir en la derrota y otro año en la segunda división.

Ahora en primera, demostramos que la historia no se olvida. Sí sufriendo hasta el final para mantener la categoría, es diciente que América haya clasificado a los dos play-off de la Liga en 2017, eso es porque la grandeza no se improvisa y, porque estamos para cosas grandes, recuérdenlo.

Espero hayan compartido este mismo sentimiento aquel 27 de noviembre de 2016, el último día de nuestras vidas y de el de ‘la mecha’ en ese averno horrible, del que ‘el diablo’ siempre quiso salir.

El video que mejor recuerda el sentimiento de nosotros los hinchas ‘escarlatas’, es este especial de El Espectador:

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