El chiste se convirtió en estupidez. Cuando Mariana Pajón gritó emocionada que “Era gol de Yepes”, después de ganar oro en el Mundial de BMX de Holanda, el país sonrió. Pero ahora que supimos que un abogado demandó a la FIFA por 1.000 millones de euros debido al “desastroso” arbitraje de aquel 4 de julio todo nos hace ver muy ridículos. Fue al abogado y periodista Aurelio Jiménez al que se le ocurrió demandar a la FIFA en un juzgado civil de Cali. Recriminó "La actuación del árbitro español Velasco Carvalho (…) anulando el gol de Mario Alberto Yepes el cual era legítimo y le quitó a la Selección Colombia ir a la semifinal del Campeonato Mundial. Además, ese árbitro impuso una tarjeta amarilla injustificada a James Rodríguez, con lo cual demostró y se configuró la culpa en su contra por su mala actuación arbitral". Este personaje, seguramente ávido de fama, pidió hasta la ayuda de la Cancillería de Colombia y tomar declaraciones de James Rodríguez, David Ospina, Pelé y Maradona. En calidad de demandados también aparecieron Luis Bedoya, por su “silencio cómplice”, y Joseph Blatter. Da pena ajena. Esa demanda es tan mal vista como la que marcó a Íngrid Betancourt y su familia, cuando le reclamó al Estado 15.431 millones de pesos por los perjuicios que sufrió durante su secuestro de más de seis años. Eso, sin embargo, era razonable, entendible a pesar de los prejuicios. Demandar a la FIFA por 1.000 millones de euros, en cambio, roza con la idiotez. Tal osadía sirve para reclamar que es hora de dejar atrás lo que pasó en nuestra contra en ese partido. Los colombianos debemos saber pasar la página. Nos demoramos mucho en superar el 5-0 contra Argentina, así que ahora se deben compilar los buenos recuerdos y no llorar sobre lo que nunca pasó. Colombia no le ganó a Brasil y lo de Yepes, sin desconocer el abominable arbitraje del español, ya es una anécdota más. La final del Mundial del ’66 se definió con el "gol fantasma" de Geoff Hurst. Lo de Yepes es un adminículo en la historia del fútbol. Pasa lo mismo con Pékerman,es decir, no podemos quedarnos estancados en un nombre, en una situación particular. Si va a seguir o no al frente de la Selección Colombia es muy importante pero no definitivo. Nadie, absolutamente nadie, es imprescindible. Es muy pobre pensar que solo Pékerman puede superar su propio trabajo. "Sería excelente que Pékerman siguiera", tal cual dijo Santiago Arias y han repetido miles en todo el país. Estoy de acuerdo. Pero Pékerman es el octavo técnico mejor pagado del mundo (gana tres millones de dólares por año; Fabio Capello es el primero en Rusia con US $9,6 millones) y toda Colombia le ha expresado su cariño. Si no se quiere quedar o si lo quiere hacer a costa de más dinero, que decida pronto. En Colombia podemos superar tragedias y malas noticias con un olvido que sorprende. Sin embargo, muchas veces nos quedamos recordando pequeñeces que no nos abren un nuevo panorama sino que nos atan al pasado. Siempre será bueno recordar el Mundial de Brasil, incluso para exigir justicia, pero es tiempo de pensar en la Copa América de Chile 2015. Antes de que sea demasiado tarde. Seguir a @javieraborda
Actualizado: enero 25, 2017 02:46 p. m.