Será otra prueba del gol para el atacante, en un proceso de adaptación en el que dio otro paso ante al Benfica, con una asignatura pendiente, convertir más.
"¿Qué delantero no quiere marcar goles?", se preguntaba ante los medios de comunicación una vez concluido el duelo del miércoles en la Liga de Campeones frente al conjunto portugués, su primer y único choque completo con los 90 minutos disputados desde que aterrizó en el equipo, procedente del Porto.
Sólo ha logrado un gol hasta la fecha y una asistencia, repartidos en ocho choques oficiales, cinco de titular, los dos últimos de forma consecutiva, y tres de suplente. El gol apareció cuando salió desde el banquillo, en la segunda jornada ante el Sevilla. La asistencia vino tras el pase que dio al francés Antoine Griezmann contra el Getafe; son su estadísticas parciales.
Inadvertido el pasado sábado en Villarreal, donde ni siquiera dispuso de ocasiones y fue reemplazado en el descanso, el duelo del pasado miércoles en la Liga de Campeones frente al Benfica supuso una evolución hacia adelante, por mucho que el gol se le resistiera en cuatro ocasiones claras, una de ellas cabeceada contra el poste.
"El trabajo de ustedes (los periodistas) no es juzgar de la manera que lo hacen. Yo trato de hacer cada vez mejor mi trabajo, pero la realidad es marcar goles también. Si no, no estás bien. No importa cuánto esfuerzo puedas hacer, no importa el sacrificio que puedas hacer...", asumía Jackson las dudas de su inicio de temporada.
"Es parte del fútbol, pero las críticas no me han derribado en mi carrera como tampoco los elogios me engrandecen. Entonces, seguiré para adelante intentando revertir esta situación", continuó en la noche del miércoles, apenas una hora después de la derrota por 1-2 contra el Benfica y con su mirada dirigida ya hacia el derbi.
Necesita goles el atacante, como también necesita su equipo los tantos del '11' rojiblanco, el fichaje estrella de este verano por 35 millones de euros, su cláusula de rescisión, desde el Porto, pero con un comienzo de temporada por debajo de las expectativas y de sus números desde que dio el salto al fútbol europeo en 2012.
Desde entonces, en su paso de tres años por el equipo portugués, del que no sólo fue el máximo goleador de su equipo, sino también de la Liga lusa en cada una de esas tres campañas, nunca había atravesado una racha de tantos partidos seguidos sin marcar, seis en este momento, ni un goleador de referencia en el Atlético de Simeone presentaba menos productividad en ese sentido que el internacional colombiano.
La pasada temporada, el croata Mario Mandzukic, el delantero puro del proyecto anterior del club rojiblanco, alcanzó los ocho primeros encuentros oficiales con cuatro goles, aunque Antoine Griezmann, por ejemplo, también había marcado solo uno en ese momento de la campaña, como ahora Jackson, y luego fue el máximo goleador con 25.
Un año antes, el hispano-brasileño Diego Costa alcanzó ese tramo de competición con cinco goles y David Villa lo hizo con tres. Y en la temporada 2012-13, la otro temporada en el que Simeone arrancó el ejercicio al mando del Atlético, el colombiano Radamel Falcao había logrado diez y Diego Costa había sumado dos sin ser titular fijo.
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