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La magia de Quintero

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“Mirale los cachetes”. “Tiene sobrepeso”. “Lo conocen por ser amigo de Maluma”. “A este pibe le gusta la noche”.

Cuando Juan Fernando Quintero aterrizó en Buenos Aires para ponerse la camiseta de River, en Argentina se hablaba de todo menos de su fútbol porque no tenían ni idea de quién era. Nunca lo habían visto jugar, a pesar de que había sido campeón sudamericano en ese país con la Selección Colombia Sub-20, cinco años atrás, siendo figura, y que además había jugado el Mundial de Brasil, con gol incluido.

La única persona que sabía a la perfección quién era este volante antioqueño, era su nuevo técnico, Marcelo Gallardo. Lo había enfrentado el año pasado en la Copa Libertadores, cuando Quintero era la figura del DIM. El ‘Muñeco’, desde el principio, lo respaldó públicamente y resaltó sus cualidades futbolísticas, mucho más relevantes que cualquier otra cosa. El entrenador de River, uno de los más exitosos en la historia de este enorme club, tenía clara la magia que emanaba la zurda del colombiano.

Gallardo, además, sabía cómo llevarlo: de a poco, con minutos contados en los primeros partidos. ‘Juanfer’ venía de sufrir lesiones el año anterior y por eso había que tener cuidado. Sin embargo, esos pocos momentos que tenía, sabía cómo aprovecharlos. Un pase, un centro, un amago. Con acciones aparentemente simples, hacía notar que era un distinto.

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Pero eso no era suficiente. Quintero, acostumbrado a sólo atacar, empezó a imprimirle sacrificio a su fútbol. El entrenador le hizo entender que allá no era una estrella, que tenía que adaptarse a la intensidad del balompié argentino y que la disciplina tenía que ser una herramienta fundamental. Lo logró. El ‘Muñeco’ lo puso en otra posición de la cancha, con ciertas responsabilidades en marca, y el canterano del Envigado respondió bien.

Con el paso del tiempo, Gallardo empezó a darle más chances, sobre todo en los minutos finales, y se ha vuelto una costumbre que, en dos o tres jugadas, el de la casaca 8 ‘arregle’ los partidos. Con esto, el ‘Muñeco’ ha logrado que los hinchas de River –y del fútbol argentino– empiecen a quedar más antojados de la clase de Quintero. Media hora es muy poco para disfrutar de tanto. De hecho, en cada conferencia de prensa le preguntan al DT que por qué el colombiano no es titular. Pero como para nadie es un secreto que aún le cuesta jugar 90 minutos –sólo ha jugado dos partidos completos de 16–, Gallardo no lo expone. Además, le funciona como lo utiliza habitualmente.

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La magia de los pies de Quintero es tan poderosa, que ya los hechizó a todos en el sur del continente y en cuestión de meses pasó de ser “un gordo” a ser un crack. Ahora, se le reconoce más por su nombre que por el de su amigo que canta. Con trucos como asistencias y su impecable pegada, dejó en evidencia la soberbia e ignorancia de un sector del periodismo argentino. Las burlas y críticas injustificadas se transformaron en elogios y halagos con sustento netamente deportivo.

Hoy en día, a un mes de la Copa del Mundo, después de haber convencido de sus condiciones a un país tan futbolero, sólo le queda seguirle demostrando a José Pékerman que tiene todo para ganarse un cupo a su segundo Mundial con apenas 25 años.

Twitter: @pabloriosg

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