Leí hace poco un escrito sobre los directores técnicos del Real Madrid y como la cosa después de un tiempo se pone dura y les toca defenderse como gato patas arriba ante la arremetida de los medios y la propia afición. Porque en equipo grande que se respete la presión y ojo crítico mala leche y en buena onda son el pan de cada día. El conductor del equipo tiene que ser inmune a estas cosas y formar una idea futbolística de grupo, demostrar solidez en el manejo del equipo y no dejarse llevar por los comentarios. Y Lunari se ha enredado con todo esto. Después del soso y aburrido partido de este martes, donde mediocremente algunos celebraron un empate ante las Aguilas de (?), Lunari explicó en rueda de prensa que había cambiado su idea de juego para exponer más orden y marca que era lo que todo el mundo pedía. Indicó también que su estilo era como el de las primeras fechas. Además mostró un nerviosismo de martir al decir que el clásico del sábado podría ser su último partido con el equipo azul. Yo pienso en los jugadores y el mensaje que se le está dando al equipo. Primero que el técnico ha perdido la confianza en sus ideas y que ya empieza a mostrar puertas de salidas. Luego, cómo llegará el mensaje de sus planteamientos en los siguientes partidos si desde antes ha mostrado indecisión. Y para rematar Lunari plantea falta de apoyo de los hinchas. Si algo ha tenido Millonarios en El Campín este semestre es apoyo. Lunari debería apartar de su cabeza los comentarios de las redes sociales, periodistas e incrédulos y hacer su trabajo. El sábado como sea hay que ganar para coger aire y seguir adelante. Pero para conseguir títulos hay que ir más allá. Si el apoyo incondicional que expresan los directivos es cierto (cosa que nunca pasa en estas tierras) Lunari debería serenarse y trabajar en conseguir equilibrio en el campo de juego y serenidad y confianza en el camerino. No es hora de cazar peleas y dividir los ánimos de la hinchada y buscar culpas en cuerpos ajenos. En el escrito sobre los técnicos del Real Madrid contaban una anécdota sobre Nikita Kruschev y Leonid Brezhnev, ex hombres fuertes de la desaparecida Unión Soviética. Al llegar al poder Brezhnev, Kruschev le entregó dos cartas que le serían útiles como presidente ante las crisis de mando que llegarán. A la primer crisis Brezhnev destapó la primer carta que decía “écheme a mi la culpa de todo lo que ocurre”. Luego se desató otra crisis y urgido en soluciones abrió el sobre y leyó la segunda carta que rezaba: “es el momento de que se siente y escriba dos cartas como las que le dejé”. Espero que Lunari no haya abierto ninguna carta todavía. MINUTO FINAL: Si usted va a Oriental General el próximo sábado al clásico le recomendamos llegar muy temprano al estadio. Se va a hacer un tifo y se necesita la colaboración de todos. En la cuenta de twitter @LBoriente encontrará mayor información. MAURICIO GORDILLO @MAUGOR
Actualizado: enero 25, 2017 02:49 p. m.