El encuentro, que tuvo un juego que despertó interés el comienzo y que se apagó tempranamente, estaba deslucido en los minutos finales y cuando todos, menos Messi, esperaban el pitazo final del árbitro qatarí Abdala Balideh, se produjo la gran jugada de la cita que tuvo lugar en el estadio Khalifa.
Para el seleccionador argentino, Sergio Batista, sustituto de Diego Maradona y que en su etapa interina estuvo en el banquillo la tarde en que la albiceleste goleó a España (4-1) en septiembre pasado, era éste su primer partido tras ser ratificado por la federación (AFA) para ocupar el cargo hasta 2014.
Mano Menezes, sucesor de Dunga, cumplía la mayor prueba desde que se hizo cargo de la Canarinha, después de las victorias logradas ante selecciones de segunda línea como Estados Unidos (0-2), Irán (3-0) y Ucrania (2-0).
Como contrapeso de un proyecto de renovación regresaba a la selección de Brasil Ronaldinho, mientras que el argentino Lionel Messi recordaba que, con la absoluta, nunca había logrado ganar el clásico de Sudamérica y afirmaba que ya era hora de conseguirlo.
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Dos equipos de juego vertical ofrecieron un desarrollo dinámico y abierto del juego durante el primer cuarto de hora y la primera jugada de peligro se produjo a los 18 minutos, cuando Dani Alves estrelló el balón en el larguero del argentino Romero con un derechazo.
Con menor fogosidad y con Ronaldinho como eje, el dominio brasileño comenzó a acentuarse desde esa acción, basado en su mejor disposición para recuperar el balón, una salida rápida y pocos obstáculos argentinos en la zona media, donde Mascherano debía multiplicarse para bloquear los variados recursos de sus rivales.
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Tardaba en encontrar espacios el cuarteto creativo y ofensivo conformado por Messi, Pastore, Di María e Higuaín, por momentos impreciso y casi siempre superado por los marcajes de Brasil.
Neymar, Robinho y Ronaldinho, generalmente con el balón dominado en las inmediaciones del área adversaria, exigieron a fondo a una defensa expeditiva, afianzada en la firmeza de los centrales Pareja y Burdisso.
Argentina mostró su mejor cara en la primera parte con dos arranques profundos de Lionel Messi; el primero de los cuales terminó con un remate desviado a los 37 minutos y el segundo con un pelotazo que rozó la parte externa de la escuadra derecha del meta Víctor a los 38.
La salida de Lavezzi por Higuaín tras el descanso, un duelo con algunos roces entre Mascherano y Ronaldinho, menor profundidad en el juego de Brasil, Messi más adelantado en el campo y Banega un poco más activo fueron las novedades del partido en los tramos iniciales del segundo tiempo.
Los argentinos capitalizaron cierto bajón en el rendimiento brasileño pero apenas llegaron a los dominios de Víctor, y la sucesión de fricciones y las protestas por los fallos del árbitro congelaron durante varios minutos el encuentro.
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No quedaban rastros de la dinámica de los primeros minutos, de los mejores momentos de esta cita futbolística prometedora, que no fueron muchos, y la decepción se instalaba en el ambiente, porque ya no se esperaba una jugaba brillante, sino un error defensivo que ayudara a romper el cero en el marcador.
Pero ocurrió un milagro. Lavezzi le cedió el balón a Messi, éste entró al área brasileña a toda velocidad, no pudieron frenarle y su remate resultó imparable para el meta Víctor. Era la victoria soñada por Messi.
Ficha técnica:
Brasil: Víctor; Dani Alves, Thiago Silva, David Luiz, André Santos; Lucas, Ramires (mm.85, Jucilei), Elías, Ronaldinho (m.72, Douglas); Robinho y Neymar (m.76, André).
Argentina: Sergio Romero; Javier Zanetti, Nicolás Pareja, Nicolás Burdisso, Gabriel Heinze; Ever Banega, Javier Mascherano, Javier Pastore (m.70, Andrés D'Alessandro); Lionel Messi; Gonzalo Higuaín (m.46, Ezequiel Lavezzi) y Ángel Di María.
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Gol: 0-1: Messi, m.91.
Árbitro: Abdala Balideh (QAT).
Incidencias: Partido amistoso disputado en el estadio internacional Khalifa, de Doha, ante unos 49.000 espectadores.