El Liverpool derrotó por 3-2 al Manchester City y ya sueña con su primer título de la Premier, veinticuatro años después, líder con siete puntos de ventaja sobre su rival de hoy, que tiene dos partidos menos.
Imbuido por el ambiente exaltado de las gradas, por la emoción que presidió los actos en recuerdo del 25 aniversario de la tragedia de Hillsborough, cuando murieron 96 aficionados "reds" en una semifinal de Copa, el equipo de Brendan Rodgers no falló y, ahora, depende de sí mismo para alzar un trofeo que no se festeja en Anfiled desde 1990.
Con una demora prevista de siete minutos, para honrar a aquellas víctimas, el comienzo del partido mostró a un Liverpool más convencido de lo que tenía que hacer. Por eso, a los seis minutos ya estaba en ventaja gracias a un tanto de Raheem Sterling.
Los problemas aumentaron pronto para el City, que tuvo que sustituir a Yaya Toure por el español Javi García y vio cómo el defensa eslovaco Martin Skrtel aumentaba la ventaja con un nuevo tanto, a la salida de un saque de esquina, el quinto que logra en los últimos diez partidos.
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Después de verse superado por completo en la primera mitad, el City reaccionó tras el descanso, gracias a la entrada de James Milner, en sustitución de Jesús Navas, y asido al juego de David Silva, autor del primer gol de su equipo, en el minuto 57, y protagonista en el tanto del empate, que se produjo por un centro-chut suyo que rechazó contra su meta Glen Johnson, apenas cinco minutos después.
Con el rival atenazado por los nervios y Sergio Agüero en el campo, en sustitución de Edin Dzeko, el City tenía todo a favor para dar la vuelta al resultado, pero fue el Liverpool el que recuperó el mando por un grave error defensivo de Vincent Kompany, que falló en un despeje sencillo y ofreció a Phillipe Coutinho la oportunidad de marcar el tercer tanto "red" (m.78).
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No hubo más, el Liverpool, empujado por la grada, resguardó la victoria, pese a acabar el partido con uno menos por la roja directa que vio Jordan Henderson y es un líder sólido, que ya sueña con alzar el trofeo en una temporada en la que se había fijado como objetivo recuperar una plaza europea.