La liga inglesa será la primera competición de fútbol europea de primer nivel que incorpore a los estadios una tecnología que ya se utiliza en deportes como el tenis y el cricket y que está previsto usar también en la Copa Confederaciones que se celebrará en Brasil el próximo verano.
Los veinte clubes que militan esta temporada en la máxima categoría inglesa acordaron en una reunión, incorporar el sistema de cara a la próxima campaña y encargar su instalación a la compañía de origen británico Hawkeye, si bien también consideraron la opción de la alemana ‘GoalControl'.
En 2007, la Premier League aportó fondos para adaptar al fútbol el ‘Ojo de halcón' de la empresa Hawkeye, que fue adquirida hace dos años por el gigante japonés Sony y que no había vuelto a mantener relaciones comerciales con el organismo deportivo.
Los diecisiete equipos que permanezcan al final de esta temporada en la primera división inglesa, así como los tres que logren ascender desde la segunda, la League Championship, instalarán esa tecnología en sus campos, un proceso que durará unas seis semanas.
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El ‘Ojo de halcón' es un programa informático que analiza a gran velocidad las imágenes que graban una serie de cámaras para determinar con apenas unos segundos de retraso la trayectoria exacta de la pelota.
El sistema de la empresa Hawkeye utiliza siete cámaras para cada portería y combina la señal que recibe desde esos distintos ángulos para formar una imagen en tres dimensiones y determinar con precisión milimétrica si un balón cruza la línea.
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El fútbol inglés ha sufrido en los últimos años diversos incidentes relacionados con los ‘goles fantasma': uno de los que más recuerdan los aficionados es un tanto de Frank Lampard contra Alemania en el Mundial de 2010 que no subió el marcador.
El gol, que el árbitro no apreció, habría permitido a Inglaterra empatar a dos un encuentro que terminó perdiendo por un contundente 4-1 y le dejó fuera del Mundial.
La dificultad para juzgar si el balón entra en la portería también ha jugado a favor de los ingleses en ocasiones, como en el último encuentro de la primera ronda de la Eurocopa de 2012, cuando un gol del ucraniano Marco Devic no subió al marcador y evitó el empate del conjunto local.