Después del empate ante Tigres en el estadio de Techo el viajar a ver al Cali a Tunja se convirtió en una prueba de amor y no porque sea lejos de Bogotá o represente un sacrificio sino porque sería ir a ciegas sin saber qué veríamos y es que con los equipos de Mario no se sabe hasta que se juega porque una cosa es lo que dicen y otra la que hacen. Igual, armamos viaje y nos fuimos.
La salida de Bogotá, como es usual, trancada a mas no poder. Lentamente avanzamos mientras compartíamos nuestra preocupación acerca del momento de nuestros muchachos. ¿Veríamos al Albarracín que nos promocionaron? ¿Iría de titular Jown Cardona y veríamos su talento? ¿Está listo Roa para jugar y más en la cancha del estadio La Independencia que es bien regular?
Pusimos salsa, compramos Gatorade y disfrutamos del paisaje en una carretera que ha mejorado un montón. Llegamos a Tunja, nos enteramos de la alineación. Mera y Quintero, Lloreda, Giraldo, Kevin, Albarracín, Benedetti, Murillo… si, es la mixta del Deportivo Cali, la que muchos quisieran como titular.
Las comparaciones son odiosas, siempre lo he dicho y lo diré, pero si el Estadio de Palmaseca, para el alcalde de Palmira y la Gobernadora, no es “apto” para espectáculos el de la Villa Olimpica de Tunja no debería estar funcionando. La cancha quemada y con huecos, la gradas sin acabar con mil elementos peligrosos, los accesos cortos, sin parqueadero y, para rematar, en el camerino asignado a los verdiblancos no hubo agua sino hasta 45 minutos después de terminado el juego. Me cuentan, no sé si sea verdad, que Dimayor está revisando y que posiblemente no permitan jugar ahí otra vez en un futuro cercano, raro, si tenemos en cuenta que el Cali pidió aplazar el partido por eso mismo y ellos, los de Dimayor, dijeron que no. Bueno, así es como es.
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Ah, otra cosa, alargando el paréntesis con su permiso, en un hecho de esos que agradecen quienes coleccionan colombianadas, el Deportivo Cali llegó a la sucursal después que su rival por torneo internacional. Mientras Luqueño lo hizo en la mañana del sábado los de Yepes lo hicieron a la madrugada del domingo. Toda la colaboración prometida por la Dimayor y sus miembros quedo en discurso. Si, ya sé, esto es “llorar” y bueno, lo he leído con otros equipos y con ellos fue un reclamo, como lo es el mío. O tiramos para el mismo lado y el reglamento es igual para todos o nos lleva ‘el Patas’.
De vuelta al partido. El primer tiempo el juego lo teníamos controlado. La lluvia hizo de la tarde una gris y fría pero no así en la tribuna en donde, para resaltar, nos sentamos hinchas de los dos equipos a compartir el juego sin insultos ni maltrato, fue, digamos, incluso nostálgico pues reviví esas fechas en las que podíamos ir cancha por cancha sin ser discriminados, amenazados o expulsados. Otra época.
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Para el segundo tiempo el Cali salió mejor y aunque hizo un desgaste fuerte en la inicial buscó el partido hasta lograr ponerse en ventaja tras gol de Lloreda a pase de Albarracín quien recibió de Cardona que, dicho sea de paso, fue, si mi memoria no me traiciona, la única que le vi a Jown, una pena porque el pelao tiene talento pero va cero de dos en oportunidades para demostrarlo este año.
El arbitro decidió pitar penal. No lo vi tan claro pero antes de había comido dos a favor del local así que, bueno, lo acepte. Lo que no se acepta es que sigan estos arbitrajes tan complicados y llenos de fallas, es, hace rato, momento para que la Comisión arbitral haga algo porque no solo dañan el trabajo de los equipos sino que atentan contra el espectáculo e incluso la paz en las tribunas. Ojo ahí.
Patriotas empató. Valido en una plaza en la que, ante ese rival y no el descendido Chico, nunca ganó. Tras el empate la generosidad de Lucumí le permitió irse arriba a los de Tunja y, para no quedarse atrás, Mina y Mera regalaron el tercero. Fallas individuales que recaen, de forma extraña, en el DT.
Murillo y Roa le dieron movilidad a un equipo estático. Alcanzamos a gritar un gol más, el tardío descuento de Miguel quien, en la de él, discutido y “limitado” como le dicen, la mete. Tres a dos la derrota, dolor porque se controlaba hasta los regalos. Maldita generosidad.
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Nuestro regreso fue en silencio. Incluso salimos sin despedirnos. Un viaje con preocupaciones, sin laterales y tristeza, no solo por el resultado, sino por lo que vimos en cancha.
La hinchada está cansada de los resultados adversos de visita, no entiende de planteamientos, de rivales o situaciones de juego. Los muchachos estaban erráticos y sin piernas, lo pesado de la cancha, el clima, la altura, el desgaste y claro, el recorrer mucha distancia los aniquilo. Yepes sigue discutido y en deuda, no le cuaja un buen partido de visita y se necesita, con urgencia, lo haga porque, como sabemos, la meta no es clasificar o llegar a la final, no, la meta es alcanzar la décima pero jugando así y con tanta falla individual será muy complicado.
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Viene un nuevo reto a los de Mario Alberto, a todos porque en el Cali somos uno y es la Copa Suramericana. El aguerrido Sportivo Luqueño con varias caras conocidas (Marin, Godoy y Centurión) será nuestro rival en el Estadio Deportivo Cali de Palmaseca. La gente, en su derecho, quizá no vaya en masa y es, como les decía, ir sin saber qué se verá, es, como lo vivo yo, una prueba de amor infinito que es lo que le tengo a la camiseta del Glorioso.
Mario sigue en deuda, los muchachos lo saben y han entrado, como desde el día uno, a ser los codeudores pero no sirve de mucho manifestarlo, hay que mostrarlo, vivirlo y darle a la siempre exigente (a veces cansona e histérica) hinchada del Deportivo Cali razones para cerrar la boca. Está en ellos, en nadie mas. Ya basta de generosidad donde no cuenta, la necesitamos en el medio ofensivo, a favor, no en defensa, no en contra. Necesitamos más fútbol, hay con que, lo hay.
Confío en que el primer equipo no dé por perdido ningún balón, esté concentrado, preciso y efectivo. La llave la resolvemos en casa, sin miedo y haciendo sentir a los paraguayos que son visitantes como sabemos hacerlo en Palmaseca, con cantos, con gritos y aliento sin agredirlos.
Vamos Cali, vamos carajo, con toda, contra todos y por todo.
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Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá.