Escuché, tras una nueva derrota de visitante de los dirigidos por Mario Yepes, a alguien que, en medio de la tristeza que me da reconocerlo, tiene razón: nosotros, la hinchada del Deportivo Cali nos estamos convirtiendo en la peor pesadilla del club, en, su peor enemigo.
Antes de que me acribillen y me llenen el Twitter con mensajes escritos en mayúsculas, sin ortografía pero en mayúsculas, quiero que sepan algo: Mario se está equivocando y junto a él muchos que no han podido o no han querido decírselo, tal vez sea respeto por lo que fue (si, ya fue) como capitán del equipo y la selección Colombia. Mario se sigue complicando solo por no hacer caso, por no dejarse hablar, por no planear más allá del pitazo inicial un partido.
Nuestro presidente, de manejo impecable en lo administrativo, enfrenta ahora una decisión que debe evaluar de cara a cumplir nuestro (si porque no puede ser solo suyo) objetivo de alcanzar la décima estrella este 2017. Mario no muestra lo que se necesita para lograrlo, al menos yo no lo veo y eso que llevo casi un año buscando.
Le reconozco al DT su manejo de grupo, están unidos y se apoyan mutuamente pero no sé si este estilo les haya brindado esa comodidad que tanto molesta ver en la cancha en donde, en ocasiones, lucen trotones, sin piernas, sin ganas, sin ambición. El tercer gol que recibimos ante el Medellín es un gol que, si vamos como dicen que vamos, por la décima no nos pueden hacer. Es un imposible.
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¿Será que esa sensación de “me voy tranquilo” se ha tomado a mal y llegamos a un “frescos que acá no pasa nada” y por eso es Orejuela reiterativo en las expulsiones estúpidas?
Deportivo Cali no hacía un mal partido en el Atanasio, incluso con velocidad nos fuimos en ventaja y lo que debíamos hacer era controlar el medio campo del rival, impedir que se conectaran e ir a buscar la pelota. Pero no, cada balón recuperado paso a los pies de los rojos de la montaña con una velocidad que desespera.
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Empatan, nos expulsan (justamente) a uno y de ahí en adelante la cabeza falló. No hubo nadie para ordenar al equipo, para pegar un grito, para asumir el liderazgo, Tenemos muy buenos soldados, un muy buen par de generales pero no hay comandante. Complicado.
La derrota saca lo peor de nosotros los hinchas. Nos comemos mutuamente a putazos como si con eso arregláramos la situación y para rematar (y alimentar la ira) Mario sale a la rueda de prensa con una tibieza propia de quien le importa muy poco lo que suceda. ¿se sentirá así de seguro en el cargo? Don Álvaro Martínez , ¿el DT lo está?
Las derrotas, les decía, sacan lo peor de nosotros. La ira, el dolor, la frustración se transforman en grosería y, para algunos periodistas, en oportunismo porque, por supuesto, los enemigos del Cali (muchos dentro del club) aprovechan para mover sus alfiles en momentos así. Es año de elecciones, es lo normal.
Deportivo Cali no hacía un mal partido, no. De visita nos cuesta más de lo que debería costarnos con semejante nómina misma que el DT supo mover la semana anterior para, con un cambio, darle vida a un partido muerto ante Luqueño y lograr una victoria. Esa vez le salió y quedamos, como le gusta, tranquilos. Este fin de semana en la cancha del DIM no le salió. Esa intermitencia te llena de dudas, es normal dentro de la irregularidad de nuestro torneo pero…ya vamos llegando a un año en las mismas y nada.
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Así como Álvaro Martínez se la jugó por la cantera, meterle plata al estadio y anunciar el deseo de ir por la décima. Así como el presidente nos puso a Pecoso, Arboleda y Yepes de DT en el mismo mes así mismo, con la mista determinación con la que ha enfrentado a la prensa, a la Dimayor y a los entes gubernamentales es hora de que confronte a la nómina, a los jugadores, el DT y sus asistentes y, de verdad, de una vez y por todas, nos diga qué va a pasar. Si vamos o no por la décima, si Mario se queda hasta diciembre (como dice su contrato) o se va. Es hora de ajustar aquello que está suelto y en este momento es lo deportivo.
Es lo que yo haría porque si bien en el Cali somos uno es importante saber que en este momento lo deportivo tiene un responsable: Mario Yepes y debe ser él, con sus capacidades y trabajo, quien nos saque del bache. Si no podés, Mario, déjate ayudar.
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Esto sigue. Visitaremos a Orsomarso por Copa Águila el día 08 de marzo. Se cansa uno de pedir algo más pero nunca de alentar, de creer. Hay que ganarle al equipo de la B y con fútbol, sin apretar, sin mostrar miedo, timidez o exagerada tranquilidad.
El domingo, el partido antes aplazado pero ahora formalizado, estaremos enfrentando a Santa Fe en casa. Duro partido, uno para mostrar otra cara, para ganar si o si y de paso romper el arco cardenal hasta ahora “virgen”.
El fútbol da revanchas, si y seguramente la victoria retornará pero, sin meter la pierna, sin correr, sin ganas y sin un líder autocritico, decidido y determinado será complicado. Como también lo es con una hinchada empecinada en la destrucción y que le hace eco a quienes, en medio de un discurso de amor por el Cali, le quieren hacer daño.
Así como ven de claro el terreno de juego y las variantes que debería implementar el DT deberían ver claras las intenciones de quienes les ponen las antorchas y tridentes en las manos. No sean borregos, exijan, eso si, como siempre, pero si van a hacerlo que sea con vehemencia respetuosa, con propuestas y, sobretodo, con sentido común. No pidan por pedir, no jodan por joder.
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Mario Yepes debe ser tratado como el DT del Cali porque el central hace rato se retiró. Mario debe ser exigido como el responsable de llevarnos por la décima y no solo porque lo está intentando. Como estamos jugando la décima no pasará de palabras y afiches. Nomina hay y de sobra, talento el que quieran pero deben subir, ya, su nivel y olvidarse de ese conformismo tan marcado que se les siente en las derrotas, sé que les duelen, pero ¿por qué no lo demuestran acabando con el rival que sigue?
Recuerdos antes que promesas, acciones mejor que palabras. Hora de actuar y que se vea.
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Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá.