Un poco más de 10 mil personas se acercaron a El Campín a presenciar lo que debía ser la reivindicación azul. La primera victoria como local de Millonarios en el semestre. No fue así. El Real Cartagena estaba dispuesto a aprovecharse del momento dubitativo de los locales.
Y lo lograron los de la heroica. Un mediocampo de cinco, una defensa veterana y un delantero escurridizo como César Arias complicaron más de la cuenta. Tanto, que se adelantaron en el marcador al minuto 34 con Donald Millán. El volante creativo fructificó un mal cierre de Ithurralde y ya frente a Nelson Ramos no perdonó.
A esa altura, los hinchas de Millonarios ya se tomaban la cabeza, ya reclamaban. El mismo Millán había estrellado un balón en el palo y los de Richard Páez no enlazaban tres pases seguidos. Mayer Candelo, apagado, delegaba la responsabilidad creativa a Ómar Vásquez y adelante Orlando Berrío daba tumbos.
Para rematar, Páez vendió a Elkin Blanco. Lo dejó como titular por encima de Juan Esteban Ortíz y una vez abajo en el marcador lo excluyó por el propio ‘Ganiza' como signo de sacrificio. El juvenil pagó los platos rotos de un esquema defensivo que está de mal en peor.
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Lo cierto es que la entrada de Ortíz coincidió con un renacer de Millonarios. Vásquez condujo una avanzada que llevó peligro sobre el final de la primera etapa en un cabezazo de Humberto Osorio y una jugada de Berrío en el área.
Fueron el preludio del empate. En un tiro de esquina de Ómar Vásquez, Ithurralde (46') apareció en el segundo palo, aprovechó su estatura y la guardó en el arco de Santana. El central uruguayo pecó y rezó, literalmente. Se desgarró, también, la garganta con la celebración. Así terminó el primer tiempo.
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Richard Páez le declaró la guerra a la hinchada
El complemento prolongó la ofensiva de Millonarios sobre el arco del novato Santana. Más con ganas que talento, como ha sido la costumbre últimamente en el equipo azul. La punta de lanza de esos ataques era Humberto Osorio Botello, en duelo permanente con los centrales. El de Valledupar se veía inquieto y necesitaba de un compañero.
Fue entonces cundo vino la afrenta. Richard Páez hizo gala de su imaginación: sacó a Osorio Botello y dejó a Berrío, de noche desastrosa. La tribuna, con las manos en la cabeza y el ‘burro' en la garganta, le manifestó su disgusto y marcó una señal de divorcio.
Completó el show el venezolano con otra variante: mandó a Hárrison Otálvaro en lugar de, ahora sí, Berrío. Sí, Millonarios, un equipo con siete delanteros, a falta de 20 minutos atacaba con un solo hombre, de 20 años.
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Los ingresados Moreno y Otálvaro, sin tener la culpa, hacían lo que podían. Casi marcan, incluso, con un mano a mano y un disparo lejano, respectivamente, pero la de este sábado en El Campín era una de esas noches ya conocidas. Que se convierten, quizá, en un presentimiento.
Millonarios se ahogaba en su desespero. Atacaba con todo. Llegaban sin fortuna Lewis Ochoa, el propio Erik Moreno y Ómar Vásquez. Mientras en el arco sur, Nelson Ramos salvaba lo que pudo ser una debacle mayor.
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La visita consiguió lo que buscó: un empate en Bogotá que calma las aguas para Mario Vanemerack. El Real lucha contra el descenso con siete puntos en la tabla de la Liga Postobón.
En la otra orilla, la marea es roja. O azul, intenso, efervescente. Millonarios está en el puesto 11, a falta de los partidos del domingo. Las siete unidades, 38 % de rendimiento, 2 puntos de 9 posibles como local, cambios disparatados y un verso que ya no convence llenaron la copa de los aficionados. Tiembla el banco norte de El Campín.
Aquí , las estadísticas y ficha técnica del partido.