El Nápoles llegó este viernes por la tarde a la ciudad sureña ya cómo campeón del Scudetto, pero los jugadores no fueron a la ciudad deportiva, sino que llegaron a sus casas directamente desde el aeropuerto.
La llegada del Nápoles desde Údine (norte) ha sido un comedero de cabeza tanto para autoridades, que no querían que la ciudad se paralizase de nuevo; cómo para los aficionados, que querían encontrarse con sus héroes a pesar de la poca información que había al respecto.
La delegación de gobierno de Nápoles, junto al presidente del club, Aurelio de Laurentiis, decidió durante la semana que el avión llegara el viernes por la tarde en lugar del jueves de madrugada por motivos de seguridad y, además, cambió el aeropuerto para que Capodichino, destino habitual y el aeropuerto más importante de la ciudad, no quedase bloqueado.
La expedición al completo, que celebró por su cuenta en Údine mientras la ciudad partenopea explotaba de alegría, aterrizó sobre las 16 (GMT +2), mientras que en Castel Volturno, lugar en el que se encuentra la ciudad deportiva, se aglomeraban alrededor de dos mil aficinados para ver su llegada.
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Sin embargo, sobre las 17:20 (GMT +2), cuando los aficionados volvieron a cantar de alegría -y a prender las bengalas que han protagonizado los festejos- al ver acercarse a sus ídolos, solo pudieron ver al técnico, Luciano Spalletti.
Ninguno de los jugadores que estuvo este jueves en el campo y que consiguió pasar la historia llegó a la ciudad deportiva. Todos se fueron en taxi a sus casas directamente desde el aeropuerto militar de Grazzinasa en el que aterrizaron.
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Los jugadores volverán a la ciudad deportiva mañana para preparar el choque ante el Fiorentina del domingo en el Estadio Diego Armando Maradona, en el que afición y jugadores celebrarán por primera vez juntos el 'Scudetto'. El plantel ya hizo historia, pero también quiere cerrar con broche de oro las jornadas que restan en la Serie A de Italia.