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"No me siento inferior a nadie", afirmó Leonardo Jardim, técnico del Mónaco

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Leonardo Jardim, técnico del Mónaco - AFP

Hijo de emigrantes portugueses, el estratega que dirige a Radamel Falcao García, dejó Venezuela y regresó al país de sus padres siendo muy joven, y afronta el sábado la final de la Copa de la Liga francesa contra el PSG.

"No pienso nunca que alguien sea mejor que yo", afirmó en una entrevista a la AFP, el entrenador del Mónaco Leonardo Jardim, nacido en la ciudad venezolana de Barcelona, capital del estado de Anzoátegui, hace 43 años.

Usted tiene una experiencia diferente a la de un exjugador profesional...

"Era universitario y jugador aficionado. Pero soy entrenador profesional desde hace 22 temporadas, con casi 600 partidos. Mi personalidad, mi filosofía, mi gestión de los jugadores no ha cambiado. Mis equipos marcan muchos goles, con diferentes goleadores. El objetivo es el colectivo. El ADN de mi juego viene de mi propia visión del fútbol y de José Muñiz, del que era adjunto en el Camacha (su primer club en Madeira, en  Portugal). Mourinho y su cultura de la victoria también han sido importantes".

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Pero Mourinho es muy comunicativo, mientras que usted lo es menos.

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"Mi comunicación va acorde con mi personalidad. No necesito, como algunos, hacer teatro en el terreno, o discursos incoherentes que me son insoportables. Hay que hacer frente a las situaciones. He pasado siempre mis exámenes. El Camacha fue mi laboratorio. Por ejemplo, tras algunos tests con un campeón de semifondo que se cansaba rápidamente entrenándose con nosotros, comprendí la especificidad de los esfuerzos con balón".

¿Temió no salir nunca del Camacha?

"Intentaba salir pero nadie me quería. Y Chaves me propuso un proyecto para 18 meses para ascender a segunda división. Fue la puerta de salida. Mi mujer y mi hijo se quedaron en Madeira. Me marché en enero de 2008. Ascendimos pero me llegó otro proyecto en Beira-Mar. Siempre solo. Y subimos a primera división".

Después llegaron Braga, Olympiakos, Sporting y Mónaco en solo tres años...

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"Fui el primer entrenador traspasado en la historia del Sporting de Portugal (3 millones de euros). Era un desconocido en Francia. Eso prueba una gran confianza de los dirigentes monegascos".

Además, su equipo técnico llegó con usted.

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"El presidente del club Dmitri Rybolovlev ha prolongado nuestro contrato hasta 2020. Eso demuestra su apoyo, aunque no lo exprese de forma pública. En interno, siempre me ha mostrado su confianza. Incluso en 2016, cuando se escuchaban rumores (en su contra), siempre estuve tranquilo".

¿Se puede quejar un dirigente cuando las ventas se encadenan mientras el equipo sigue siendo competitivo?

"Es la estrategia. Yo formo parte de ella. Soy un apasionado. Es verdad que ganar el título te hace más feliz. Pero estoy muy satisfecho de cada temporada aquí. Un análisis detallado de los efectivos permitiría incluso decir que en 2016 hice un gran trabajo y fui injustamente criticado".

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Usted forma parte de los entrenadores de mayor reputación en Francia. ¿Cómo lo vive?

"Estatus, reconocimiento, títulos, salario, han cambiado para mí, pero no mi manera de ser. Sigo siendo el mismo. El salario, resultado del trabajo, no lo es todo. He rechazado una gran propuesta de China para esta temporada, ya que sigo siendo ambicioso y busco el más alto nivel europeo. Cada uno tiene su metodología, sus cualidades. Pero no pienso nunca que alguien es mejor que yo".

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¿Debe dejar Mónaco para crecer?

"El club me ofrece buenas condiciones salariales y deportivas. Existen algunos clubes más grandes. Pero por el momento, con 43 años, estoy feliz aquí, en plena madurez, con el objetivo de pasar la frontera de los 1.000 partidos dirigidos en mi carrera. Para comprar una imagen, hay que buscar otro entrenador diferente a mí. Por competencias y cualidades, tendré tal vez oportunidades. No me siento inferior a nadie".

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