Seguramente Bruno Saltor nunca hubiera esperado que cuando Graham Potter le llamó para contarle que dejaban el Brighton & Hove Albion y se marchaban al Chelsea, él acabaría dirigiendo a los 'Blues'. Pero la destitución del inglés ha derivado en que la solución de Todd Boelhy y los suyos tomen para mantener cierta estabilidad sea la de colocar a Saltor al mando de las operaciones.
El de El Masnou rompe con una de esas leyes no escritas del fútbol inglés; cuando un entrenador se va, su cuerpo técnico se marcha con él, pero a diez partidos de Premier de acabar la campaña y con una eliminatoria de Champions League contra el Real Madrid en el horizonte, la cúpula del Chelsea ha decidido no desguazar por completo el banquillo. Acordaron con Potter que Saltor se quede y el Chelsea sigue una solución similar a la que aplicó el Tottenham Hotspur hace poco; los 'Spurs' despidieron a Antonio Conte, pero dejaron a su mano derecha, Cristian Stellini. Conte aprobó el sucesor, como así lo ha hecho Potter.
Será la primera experiencia de Saltor al frente de un banquillo. Su carrera como futbolista terminó hace tres temporadas y dio directamente el salto a la dirección, ejerciendo como asistente de Potter en el Brighton. Ahí es considerado una leyenda, con 235 partidos jugados, un ascenso a sus espaldas (el de 2017) y la capitanía en sus últimas temporadas.
Al Brighton, que aún militaba en el Championship (Segunda división inglesa) en el momento de su fichaje, llegó tras quedarse libre en el Valencia con 32 años. En 2012, Saltor contaba con una amplia experiencia en el fútbol español; había pasado por las categorías inferiores del Espanyol, donde debutó con el primer equipo en un duelo ante el Rayo Vallecano en 2001, por Nástic de Tarragona y Lleida y por el Almería, en 2009.
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En el sur de España fue donde se asentó en la élite y donde conoció a Unai Emery, el hombre que le llevó al Valencia tres temporadas más tarde. Tras tres cursos en los que fue de más a menos, Saltor quedó libre en 2012 y dio el salto a Inglaterra, donde el Brighton le acogió y donde creó su hogar. Tras siete años en el Amex Stadium, colgó las botas en un sentido homenaje en la costa sur de Inglaterra. Junto a su mujer, Raquel, y sus dos hijos, Saltor recorrió el estadio del Brighton entre los cánticos de la afición.
"Siempre estaré en deuda con todos vosotros", dijo Saltor, que dejó claro sus colores: "Once a Seagull, always a Seagull" (Una vez una Gaviota -como se conoce al Brighton por la cercanía de la playa-, siempre una Gaviota).
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Comenzó a trabajar inmediatamente en el club, junto a un Potter que llegó meses antes de su retiro al Brighton y la confianza depositada en él por el técnico inglés hizo que cuando a este le llegara la gran oportunidad de dirigir al Chelsea, descolgara el teléfono y llamara a Saltor.
Desde entonces, ha trabajado en un perfil bajo, supervisando las sesiones de entrenamiento, sin llamar demasiado la atención y apoyando a Potter en uno de sus momentos más complicados como entrenador.
Con el preparador inglés destituido, a Saltor le ofrecieron la posibilidad de quedarse y de hacer la transición más suave hasta que llegue un nuevo técnico permanente, Potter, uno de sus valedores, dio luz verde, y Saltor se convertirá este martes contra el Liverpool en el segundo español en dirigir al Chelsea, después de que Rafa Benítez lo hiciera entre noviembre de 2012 y junio de 2013.