El lateral colombiano es el escogido por Diego ‘Cholo’ Simeone para ser titular en el derbi de la capital española, este sábado, a las 10:15 a.m.
Atlético de Madrid y Real Madrid no sólo compiten este sábado de forma directa por la segunda plaza, sino por muchísimo más, por creer que la Liga aún es posible, por doblegar a un adversario directo y por la carga pasional y emocional de un derbi vibrante, tan esencial como inquietante para ambos oponentes.
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Es un duelo a presión. No hay margen de error. No lo admite la distancia que les separa del liderato del Barcelona, seis puntos en el caso rojiblanco y ocho en el blanco. Ganar o perder. No existen ni términos medios ni excusas. El empate es también una 'derrota', una invitación al bloque azulgrana para que acelere hacia el título.
El aliciente es la Liga. La circunstancia añadida es la segunda posición, ahora del Atlético, dos puntos por encima del Real Madrid, antes del duelo en el Wanda Metropolitano, que comprueba quién está preparado para reabrir el debate, si es posible, por el campeonato. Y sólo hay una certeza: el perdedor ya no tendrá ningún argumento.
En ese sentido, la carga emocional es intensa; nada nuevo, en cualquier caso, para dos equipos siempre preparados para la máxima exigencia y para dos proyectos que partieron el pasado verano en la Supercopa de Europa, ganada por el Atlético en la prórroga, y que se han enfrentado, por ejemplo, en dos finales de la Liga de Campeones.
Desde aquel 15 de agosto hasta ahora, el Real Madrid ha sorteado una travesía de vaivenes, al borde del naufragio unas cuantas veces, y con cambio de técnico, Santiago Solari por Julen Lopetegui, mientras que el Atlético ha sostenido un viaje más constante, al lado del Barça hasta no hace mucho, dentro de la pelea por la Liga.
Pero, en contraste con todo ese desarrollo, irrumpe el momento actual. El Real Madrid está fortalecido, enderezado su irregular rumbo del primer semestre con cuatro triunfos seguidos en la Liga, su mejor racha, y por el 1-1 del miércoles contra el Barcelona en el Camp Nou en el partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey.
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Y el Atlético está en alerta, por la derrota del pasado domingo contra el Betis, que puso fin a una racha de 19 partidos de competición oficial sin perder, que le retrasó un punto más en la carrera por el liderato del campeonato y que exige una reacción inmediata, agotado ya el margen de error en su ambición por la Liga.
La busca en el estadio Wanda Metropolitano, donde ha sido invencible en esta temporada. En la Liga, con nueve victorias y dos empates -el único conjunto que aún no ha perdido en su casa esta campaña-; en la Liga de Campeones, con tres triunfos; y en la Copa del Rey, aunque su empate con el Girona (3-3) le apartó del torneo.
Son los números en este ejercicio en su campo, sostenidos por las paradas de Jan Oblak y los ataques de Antoine Griezmann, no sólo ya este curso, sino también antes. El equipo sólo ha caído en tres de sus 45 encuentros oficiales en ese estadio, ha ganado 24 de sus últimos 30, el esloveno ha dejado su portería a cero en 23 de sus 27 duelos más recientes y el francés ha marcado ahí 25 goles, seis en sus últimos seis compromisos entre todas las competiciones.
El guardameta y el delantero son de nuevo los líderes del once inicial de Simeone, que encara su vigésimo noveno derbi, con un balance de nueve triunfos, nueve empates y diez derrotas; aún no recupera a Koke Resurrección -se perderá su tercer encuentro seguido por lesión- y mantiene las bajas de Diego Costa y Stefan Savic.
Pero, a la vez, recupera a Diego Godín y Saúl Ñíguez, los dos directos a una alineación titular con el protagonismo de Álvaro Morata, enfrentado contra su pasado y contra el equipo con el que lo ganó todo. Ya se midió a él en dos ocasiones con el Juventus. Y marcó dos goles. También será su estreno de rojiblanco en casa.
El lateral izquierdo será para Lucas Hernández, con Filipe Luis por segundo encuentro seguido en el banquillo; el derecho para Santiago Arias; al lado de Godín jugará José María Giménez en el centro de la defensa; el medio campo será para Rodrigo Hernández y Thomas Partey y las bandas serán para Saúl y Ángel Correa, con la alternativa en el caso del argentino de Víctor Machín, 'Vitolo'.
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También es un derbi trascendental para el Real Madrid. Decisivo como su mes de febrero. Marca su futuro liguero para reafirmar su reacción, pasando a ser candidato con el salto al segundo puesto en caso de victoria, o instalarse en un negro panorama con una distancia que ya sería insalvable con el líder como para soñar con el título, si sale derrotado del Metropolitano.
Vivo en las tres competiciones. En su mejor momento del curso con seis partidos sin conocer la derrota y recién cortada en el Camp Nou su racha de cinco victorias consecutivas con un empate dejando gran imagen. Una resurrección desde el físico que encara un examen complicado ante un rival descansado. El desgaste del clásico ante el reposo rojiblanco.
Al reencuentro con quien fue primero compañero y luego entrenador, Simeone, llega Santi Solari asentado en el banquillo madridista y tras superar con nota su primer clásico. El que sentenció definitivamente a Julen Lopetegui refuerza la imagen del técnico argentino que toma decisiones sin que le tiemble el pulso. Su pulso con Isco Alarcón ya le molesta. El andaluz se quedará fuera de la lista por unas molestias en la espalda. Igualmente no iba a tener minutos tras pasar de ser referente al último de la fila.
Y se presentará en el Metropolitano renovando su once, en busca de frescura. Con el regreso a la portería de Thibaut Courtois para reencontrarse con la que fue su afición. La vuelta al banquillo en defensa de un Marcelo desconocido que deja paso al regular Reguilón. Opciones para Nacho y Odriozola de ser novedades como lo será Casemiro en el centro del campo en lugar de la única baja por lesión, Marcos Llorente; y un tridente ofensivo que cambiará.
Después de diez partidos consecutivos como titular, el futbolista que ha dado un vuelco a la temporada madridista y lo ha resucitado con su alegría, Vinicius Junior, se perfila suplente. El gran partido con su encomiable trabajo defensivo de Lucas Vázquez en el Camp Nou y el momento más dulce de Karim Benzema los hace fijos de Solari, por lo que la entrada de Gareth Bale en el once daría descanso de inicio al brasileño. Dos partidos de altos vuelos con el galés en el banquillo son impensables en la casa blanca. Tendrá la enésima oportunidad de ejercer el liderazgo que se le demanda en un partido trascendental para el devenir del curso.
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