Las imágenes de aquel suceso, grabadas con un teléfono móvil en la estación de Richelieu-Drouot, dieron la vuelta al mundo al captar a un grupo de hinchas del Chelsea impidiendo repetidamente la entrada de un hombre negro a un vagón del suburbano.
La grabación fue realizada antes del partido de la Liga de Campeones disputado el 17 de febrero entre el equipo inglés y el Paris Saint-Germamain y de fondo se oyen gritos de "Chelsea, Chelsea, Chelsea" y "somos racistas y estamos orgullosos de serlo".
A imponer la citada prohibición, el juez de la Corte de Magistrados de Stratford (Londres) Gareth Branston calificó el comportamiento de los cuatro acusados de "aborrecible, repugnante, ofensivo y totalmente inaceptable".
"Estas actitudes deben ser erradicadas", subrayó el juez al castigar a Richard Barklie, un activista pro derechos humanos y expolicía en Irlanda del Norte de 50 años de edad; a Josh Parsons, de 20 años; a William Simpson, de 26; y a Dean Callis, de 32.
La Justicia británica ya había prohibido la entrada a partidos de fútbol durante tres años a otro seguidor del Chelsea, Jordan Munday, de 20 años.
Branston explicó que Barklie, director de la organización "World Human Rights Forum", y Parsons eran los cabecillas del grupo de hinchas que agredió en el metro de París al francés Souleymane Sylla.
Durante este proceso, los cuatro acusados negaron que fuesen racistas y dijeron que Sylla solo fue empujado fuera del tren una vez porque el vagón estaba lleno, no porque fuera negro, según ellos.
Aunque las imágenes del incidente no dejan lugar a dudas, el agredido aseguró en un comunicado leído en la sala que fue "violentamente" expulsado del tren por hinchas del Chelsea, que lo celebraron con jaleos mientras señalaban el color de su piel.