Antes que nada, soy uno de muchos que piensa que Diego Armando Maradona fue el mejor de la historia, fue el número uno dentro de un campo de juego, fue el “10” que todo equipo quiso tener, pero cuando habla de política, cuando habla del mismo espectáculo que le ha dado de comer y que lo hace tener fama, es un payaso más.
Esta no es la primera vez que Maradona es usado para fines políticos. Para el Mundial de Italia 90, el periodista argentino Fernando Niembro, lo recomendó con el presidente de turno para que le ayudará a dejar en buen nombre su mandato. Sin ir tan lejos ¿Cuántas veces vimos a Maradona sentado con Hugo Chávez? Esto es más sencillo de lo que parece, el señor Gustavo Petro es un alcalde que proviene de un partido izquierdista, un partido político que gana adeptos con los más pobres, que se basa en una filosofía donde se expresa que la religión es el opio del pueblo y del deporte, en donde se da a entender que el fútbol no deja pensar al pueblo.
Y entonces, ¿por qué señor Petro darle importancia al deporte, y sobre todo al espectáculo deportivo que más masas moviliza, cuando se tiene un pensamiento izquierdista? ¿Por qué hasta ahora, tras muchos meses como alcalde, darle importancia al fútbol? La convocatoria de Maradona no es casualidad, no fue gratuita y seguramente no salió del bolsillo del señor Gustavo o de la señora Piedad. “La simpatía de un jugador hacia determinada tendencia política puede traducirse en un incremento de votos en las urnas y hacer que la balanza se incline a un lado”, dice Francisco Alcaide en su libro “Fútbol, fenómeno de fenómenos”.
Y entonces, ¿por qué no llamar a Pelé? Un personaje que puede expresar más sentido de paz, reconciliación, armonía y que le da más sentido a ese eslogan de “Una Bogotá más humana”. ¿Cuantos problemas hemos tenido que escuchar de Maradona? País donde va, hace el ridículo, quizás sea una de las razones por las que le gusta Venezuela.
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Su llamado al “Partido por la Paz” es otro claro ejemplo de cómo en Colombia, el fútbol es usado como instrumento para conquistar el poder, para hacer olvidar las malas gestiones, para alardear una buena función y ser la noticia del día.
Señor Petro, hay gente consiente, hay gente que comprende que un partido de fútbol cuando es organizado en un ambiente político es porque tiene la intención de ganar proselitismo, de conseguir resaltar la imagen pública de usted y de quien se atreva a realizarlo.
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“El más pequeño responsable de un club pesa socialmente más que la más alta autoridad, y su capacidad de movilizar masas es muy superior”. Diego Armando Maradona es un payaso con tenis, pero con guayos es la esencia de quien fuera el mejor del Mundial del 86.
No se trata de criticar un evento cultural, es más, soy de los que piensa que la cultura y el deporte nos consolidan como una mejor sociedad, pero traer a Rincón, Asprilla, Maradona, para que hagan el ridículo y no un verdadero espectáculo, demuestra la payasada que ha sido la alcaldía del que organizó el evento.
A la próxima piensen bien en los actores del espectáculo.
Por: Juan Pablo Gómez Uribe / @JuanUribeFutbol
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