Sevilla y Roma se miden este miércoles en la final de la Liga Europa con el objetivo de alcanzar la gloria en Budapest, donde un renacido equipo español, en su mejor momento tras una pésima temporada en LaLiga, buscará su séptimo título en el torneo del que es el 'rey' ante un conjunto italiano que, de nuevo de la mano de José Mourinho, espera repetir la hazaña del pasado año, cuando conquistó la primera la Liga Conferencia.
Los sevillistas, tras una campaña desastrosa en LaLiga en la que estuvieron casi todo el curso en la pelea por evitar el descenso a Segunda - algo inédito en este exitoso siglo para el hexacampeón de la Copa de la UEFA/Liga Europa-, han resucitado desde la llegada hace dos meses de José Luis Mendilibar a su banquillo y ahora confían en repetir sus éxitos en la segunda competición continental, a orillas del Danubio, en la capital húngara.
El técnico del Sevilla, un 'viejo zorro' del fútbol y casi debutante en los torneos europeos -dirigió hace años al Athletic de Bilbao en una ronda de la Intertoto-, vivirá un duelo especial con un ganador nato como su homólogo Jose Mourinho, experto en estas lides y que ha ganado las cinco finales que ha disputado, dos de 'Champions', dos de Liga Europa y una Liga Conferencia.
Este récord de estar invicto en las finales, sin contar las Supercopas, lo comparte, sin embargo, con el conjunto hispalense, que ha salido victorioso de las seis de la Copa de la UEFA/Liga Europa que ha jugado, en 2006 en Eindhoven, en 2007 en Glasgow, en 2014 en Turín, en 2015 en Varsovia, en 2016 en Basilea y en 2020, en plena pandemia, en Colonia.
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El Sevilla, undécimo en Liga tras perder el sábado contra el Real Madrid (1-2) en un tramo final liguero en el que ha echado mano de rotaciones masivas para dosificar los esfuerzos de la plantilla con miras a esta final de Budapest, es un clásico en su competición fetiche y en esta ocasión persigue el que sería su séptimo título, que llevaría aparejado el premio de la clasificación para la Liga de Campeones, algo crucial para su futuro deportivo y económico.
El equipo español, que ha tenido tres técnicos en lo que va de curso, lo que demuestra lo convulsa que ha sido la temporada, ha superado un duro camino para alcanzar su séptima final de la Liga Europa, pues, tras acabar tercero de su grupo en la Liga de Campeones, llegó rebotado al segundo torneo continental.
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En él eliminó en la previa de octavos y en octavos a dos clásicos como el PSV Eindhoven neerlandés y el Fenerbahçe turco, y luego se ganó a lo grande el pase a la final al ganar en cuartos y en semifinales a dos 'gigantes' como el Manchester United y el Juventus, en este último caso con un gol del argentino Erik Lamela en la prórroga.
Mendilibar dispone de su equipo de gala casi al completo, ya que tiene la baja notable por sanción del lateral zurdo Marcos Acuña, campeón del mundo con Argentina, aunque le sustituirá otro internacional, el brasileño Alex Telles.
Además, están recién salidos de lesiones y faltos de forma dos centrales, el francés Tanguy Nianzou y el brasileño Marcao Teixeira, y el centrocampista Joan Jordán, y el extremo mexicano Tecatito Corona y el senegalés Pape Gueye no pudieron ser inscritos para la competición.
Con casi 13.000 sevillistas en las gradas del Puskas Arena, se prevé que el meta marroquí Bono seguirá de titular en Europa, con Jesús Navas, el francés Badé, el serbio Gudelj y Telles en la zaga, el brasileño Fernando y el croata Rakitic en la media, junto con Óliver Torres o bien Suso, éste con menos opciones, y un tridente ofensivo formado por el argentino Ocampos, el marroquí En-Nesyri -en vena de aciertos- y el joven Bryan Gil.
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En la parte romana, el éxito europeo de la temporada pasada en la Liga Conferencia sirve ahora para mantener vivo su sueño de ganar la Liga Europa y volver a jugar la Liga de Campeones en caso de lograr su segunda final europea consecutiva. Todo tras una temporada que, como la del Sevilla, ha tenido luces y sombras, pero en la que la competición continental ha sido el refugio a casi todos los males.
Y es que el Roma, a principios de temporada, se postuló como uno de los equipos a tener en cuenta en la lucha por los cuatro primeros puestos, pero los malos resultados en la fase final de la competición, mermado también por las numerosas lesiones, le alejaron del objetivo ambicioso en un temporada en la que el Juventus quedó fuera de combate por la sanción y en la que ni Inter ni Milan estuvieron a la altura, desaprovechando así la oportunidad perfecta para colarse en el' top-4'.
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En Europa, sin embargo, el combinado que dirige Jose Mourinho ha dado una versión mejorada de sí mismo, siempre apoyado en su baluarte principal, un Paulo Dybala que será duda hasta última hora para entrar en el once inicial en Budapest.
El argentino, campeón del mundo, arrastra unas molestias en su tobillo izquierdo tras sufrir una dura entrada que le han apartado de los focos desde el pasado 24 de abril. Desde entonces, solo 20 minutos ante el Inter y 15 ante el Leverkusen han sido sus presencias sobre el verde, una baja más que notable para un equipo que se ha desinflado en el campeonato regular y que se lo juega todo a la carta de la Liga Europa.
La duda del argentino es solo si formará de inicio o no, porque dada la importancia del partido se da por hecho que saldrá al césped, aunque sea saltando desde el banquillo, pudiendo ser clave si el partido se alarga más de 90 minutos.
En el resto de líneas, el técnico portugués tendrá a su disposición a toda su plantilla recuperada al límite para el gran desafío europeo, a excepción de los lesionados de larga duración Karsdop y Kumbulla, lo que abre el abanico de posibilidades en el once.
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Una de las dudas más relevantes, además de la de la 'Joya', está en la zona de tres cuartos, con Wijnaldum o El Shaarawy como posibles acompañantes de Pellegrini. Y es que el 'Faraón' es ahora mismo el mejor jugador de los 'giallorossi', aunque Mourinho ya le ha reservado en más ocasiones para que sea un revulsivo desde el banquillo, por lo que Wijnaldum parte como favorito, siempre y cuando Dybala no sea el que salga de inicio.
En ataque, pese a que llega más justo, Abraham apunta a ser titular por delante de Belotti; mientras que Spinazzola parte con ventaja para ser el carrilero izquierdo, relegando a Zalewski al banquillo. Sin embargo, la discreción con la que se está entrenando el Roma en estos últimos días puede deberse a alguna sorpresa en el once.
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Los italianos solo han levantado dos títulos continentales: la ya extinta Copa de Ferias, allá por 1961, hace 62 años; y la pasada 'Conference'. En 1991, la 'Loba' disputó una final de la Copa de la UEFA, aunque perdió contra el Inter de Milan. Antes, en 1984, hicieron lo propio ante el Liverpool en penaltis, pero en la final de la Copa de Europa.
Ahora, tan solo un año después de levantar el segundo título europeo de su historia, el Roma quiere elevar el reto y, con la incógnita de Dybala y con toda la plantilla disponible, intentará ganar al Sevilla en su competición predilecta, con el objetivo de volver a la primera fila en Europa.