Que los hinchas recibieran emocionados a Lionel Messi y compañía me parece comprensible. Es decir, hablamos del mejor jugador del planeta y para un buen aficionado a este deporte es una oportunidad única: tomarse una foto, verlo a lo lejos, gritarle... si algo nos enseñaron los rockstars es que esas bajas pasiones son incontrolables en los fans. Pero una cosa es eso, admirar a un crack como Messi, y otra es esta argentinofilia desbordada y antifutbolera que se vive en Barranquilla (y otras ciudades). No sé a usted, pero a mi me enferma; por eso lo digo muy en serio: por favor, ¡que hoy Argentina se sienta visitante! Sé que no es un problema sólo de Barranquilla y me parece injusto señalar a la capital del Atlántico solamente, pues en general en Colombia somos así: nos dejamos deslumbrar por lo de afuera, creemos que todo lo que esté de moda en países más desarrollados es mejor, y al menor asomo de acento foráneo extendemos tapetes rojos, abrimos puertas, nos enamoramos y hacemos idioteces como la de ese samario que salió al lado de Fernando Niembro con la camiseta argentina diciendo que esperaba que perdiera Colombia y que él solo le hace fuerza a la albiceleste porque -literal- "amo a tu país, Fernando" (¡además confianzudo!). Asumo que el personaje en cuestión debe ser un experto en tangos, que en su mesa de noche tiene 'Uno y el universo' de Sabato, que conoce a la perfección la cinematografía de Zubiela y que todas las mañanas antes de desayunar recita algún pasaje del Martín Fierro... pero seguramente no. Seguramente él es de los mismos que hace unos años, cuando recibimos a Brasil en el primer partido eliminatorio en el Metroplitano, aplaudió a la canarinha apenas saltó al campo de juego y la hizo sentir local, pues eran más sonoros los vítores a Ronaldinho (entonces el mejor jugador del mundo) que a los nuestros. Así hay mucha gente; vendida... y no necesariamente al mejor postor: al que está de moda y punto. Por eso vivimos en una tierra poblada de hinchas del Barcelona y del Real Madrid, que seguramente son los mismos que hace unos años creían que el Parma era el equipo más grande del planeta, que sintieron como propios los éxitos del Boca Juniors de Bianchi y que creen que todos los equipos azules del mundo se pueden vincular con Millonarios, todos los verdiblancos con Nacional y todos los primeros campeones con Santa Fe. Hay gente así, patética. Y mucha. Y eso que, hasta donde sé, ni Messi ni el resto de argentinos se dignaron a firmar un solo autógrafo o siquiera a saludar a sus fans enamorados que los recibieron en masa. Eso pasa cuando te vendes gratis... Sígame en Twitter: http://twitter.com/Pinocalad
Actualizado: enero 25, 2017 12:02 p. m.