Deportivo Cali inició bien su campaña de local en esta Liga Águila 2015 derrotando el pasado domingo 8 de febrero a Equidad 2 a 0. Si bien al equipo le hace falta más juego y algunos jugadores no presentaron un rendimiento aceptable, es importante que empiece ganando mientras los circuitos de juego se construyen. Sin embargo, en este momento me preocupa más un tema extrafutbolístico: el estadio de Palmaseca y su capacidad para alejar al hincha verdiblanco. Mi experiencia del domingo pasado asistiendo al partido fue deplorable y lo resumiré en siete situaciones, algunas remediables en el corto plazo y otras de difícil solución: Primero, la ubicación. El estadio está ubicado 10 kilómetros al norte de Cali. Desde el centro en automóvil toma casi 35 minutos llegar a la vía de acceso y entre más al sur de la ciudad se esté mayor es el tiempo de desplazamiento. Segundo, el peaje. Para llegar al estadio se transita por una autopista espectacular llamada Recta Cali-Palmira, pero un poco antes de llegar hay que pagar un peaje de $5.200 pesos, del que están eximidas las motocicletas. Aquí la solución es complicada. Tercero, llegar al estadio. Desde la Recta Cali – Palmira hay que transitar por una vía de acceso de más de 1 kilómetro para llegar al estadio. El domingo, la congestión vehicular para tomar la oreja que lleva a esa vía de acceso fue tal que en mi caso tuve que conducir por casi cinco kilómetros más para tomar otra oreja. Me devolví ese trayecto y encontré una fila de automóviles que se extendía por más de dos kilómetros desde la entrada. Acabándoseme la paciencia, estacioné a un kilómetro de la vía de acceso y caminé hasta ella. Cuarto, el ingreso. Ir de la Recta hasta el estadio me tomó otros 15 minutos caminando, pero caminando de afán porque a esa altura el partido ya había comenzado. Cansado y sudoroso entré a las graderías poco antes del primer gol, originado en un buen pase de Yerson Candelo y en el garrafal error del guardameta Novoa para que el juvenil Preciado anotara en soledad. Quinto, los accesos. Terminó el partido con buen sabor, a caña, pero en poco el dulce se hizo amargo. La tribuna oriental, que esa tarde contó a ojo con más de 8.000 personas, tiene unos accesos demasiado estrechos, con poco más de tres metros de ancho. ¡Los hinchas no podíamos salir de la tribuna! Tuvimos que someternos a un remolino de gente, soportar empujones y desordenes. La situación se tornó límite frente a la impaciencia de algunos. Sexto, la salida. El remolino de gente en la tribuna no fue suficiente, pues el verdadero caos estaba afuera. Miles de automóviles y motocicletas se afanaban en un berenjenal sin precedentes abocado a la única vía de salida. Los peatones no teníamos zonas de seguridad y tuvimos que arrojarnos en medio del tránsito. Los de logística tiraron a la vía peatonal las vallas metálicas que ordenaron el ingreso un par de horas atrás, obligando a miles de hinchas a caminar por una franja menor a dos metros, entre las vallas y motocicletas que pasaban a centímetros de nuestra humanidad. Séptimo, el transporte. Mientras caminaba el kilómetro restante hasta mi auto estuve atento al servicio de transporte que se estaba prestando para regresar a Cali. No había nada. Ni un bus, ni un taxi. Nada. Un conocido y cientos de hinchas más tuvieron que caminar por casi dos horas, en medio de la oscuridad y los peligros de una autopista sin andenes, para llega a la primera parada de transporte público municipal. Compré al Deportivo Cali un abono para entrar a 9 partidos de liga en oriental alta por $33.000 pesos en total. Pensé que era un regalo, pero no. Es que la asistencia al estadio de Palmaseca es tan extenuante, de unas dificultades e incomodidades tales, que incluso si la entrada fuera gratis lo pensaría dos veces antes de ir. La Junta Directiva, encabezada por Álvaro Martínez, tiene que asumir la responsabilidad de haber optado por jugar en un estadio que no presenta las condiciones mínimas de seguridad y transporte para recibir espectáculos masivos. La exposición de los peatones al caos vehicular que se presenta ahí dentro puede resultar en una tragedia. Se hace imperativo que en los próximos partidos se mejore enormemente el tema de la organización, la agilidad en el acceso, la protección al peatón y se piense en la comodidad del asistente. Porque así, con todo y boletas de oriental a $3.700 pesos, muchos abandonaremos la idea de mirar el partido en persona y nos quedaremos cómodos viéndolo desde el sofá de nuestras casas. Por: Ricardo Hincapié @ricohin
Actualizado: enero 25, 2017 11:58 a. m.