El arte de la Medicina: entre el amor a su vocación y la lucha inédita contra un enemigo invisible  

Los profesionales de la salud y sus familias se merecen todos los homenajes por ser quienes no han desfallecido en este difícil momento de la humanidad.

En latín, médico significa el que cuida del otro o el que tiene alguien a su cuidado. Una profesión que la mayoría no escoge para convertirse en superhéroe, sino por vocación de vida.

Esta profesión está llena de retos y de riesgos, pero pocos como en el que han tenido este año: dar la batalla a un enemigo invisible: el coronavirus.

“Fue toda una odisea poder formarme como profesional por los costos, buscar becas, endeudarte para poder conseguir tu título como profesional de la salud, noches de insomnio”, recuerda la médica general Johanna Sangeviñez.

Para Johanna todo ese sacrificio valió la pena.  Hoy, a sus casi 50 años de vida y con tres hijos, esta madre de tres jóvenes, pero continua con sus labores desde casa: “vivo la situación del COVID-19 haciendo telemedicina desde casa y ayudando y apoyando profesionales médicos de la ciudad donde vivo. Estoy hoy en la casa de mi nieto a quien no puedo abrazar y a quien me ve a través de esta ventana”.

El médico ginecobstetra Marco Antonio Montejo no oculta las marcas de su trabajo salvando vidas, pero resalta la valentía de las familias de quienes, como él, se enfrentan al coronavirus: “En estos momentos de crisis y de pandemia, no solamente el personal de salud está poniendo todo su esfuerzo, sino también todas nuestras familias, con las que compartimos un techo y que asumen al igual que nosotros el riesgo de infección”.

Motivo por el que hace un llamado: “Los invito a todos ustedes a que hagamos una mejor versión, no solamente de nosotros, sino también de nuestro país en esta lucha contra el coronavirus”. 

Bien lo decía Hipócrates desde hace más de 2.500 años: “Donde haya amor a los hombres, que también haya amor por el arte médico”.

"