“Los colombianos en el exterior son una de nuestras prioridades. Cuando sus derechos son vulnerados a causa de una inadmisión, se les ha insistido que contacten al consulado más cercano para orientarlos sobre qué hacer y así interponer las denuncias respectivas”, indicó la canciller, Claudia Blum.
El problema es que la situación no es solo de inadmisión, sino de malos tratos.
Quienes han padecido ese martirio en el aeropuerto de Ciudad de México dicen que los retienen por 24 horas y los incomunican, en condiciones lamentables de salubridad, sin poder comer y sin un lugar cómodo para esperar, así vayan con niños.
Además, no hay protocolos de bioseguridad ni distanciamiento social. En un cuarto meten hasta a 20 personas.
La verdad es que, además de ese escueto pronunciamiento de la canciller, el Gobierno de Colombia debería pensar en medidas más drásticas para frenar semejante abuso.