El mayor robo de energía se concentra en la costa Caribe, Nariño, Cauca, Casanare, Arauca y Chocó.
Lo más grave es que ese robo no permite que las empresas de energía mejoren el servicio. Aunque las perdidas por conexiones ilícitas no se trasladan directamente a la factura, sí afecta a los usuarios legales.
Un estudio del sector indica que las pérdidas totales en el sector eléctrico pueden llegar anualmente a los 1200 millones de dólares.
Y es que con la energía que se roban por conexiones ilegales en el país, se podría iluminar una ciudad del tamaño de Cali.
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