En el centro de Cartagena, donde debería estar ubicada la comercializadora La Nueva Esperanza, nadie ha escuchado hablar de ella.
Y es que esta empresa estaba encargada de suministrar materia prima para almuerzos de los niños más pobres de la ciudad. Según Contraloría, La Nueva Esperanza facturó las pechugas más caras del país, a $40.000 el kilo.
Sin embargo, en el registro de Cámara de Comercio se certifica que venden productos de ferretería, nada relacionado con alimentación.
Según Contraloría, Pro Escolares 2016, consorcio que se benefició con más de $15 mil millones por recibir el contrato para alimentar a niños de Cartagena, presentó al momento de la licitación cinco documentos que justifican su experiencia en el suministro de alimentos, pero los soportes presentados pertenecían a una ferretería.
Además, advierte que, al parecer, para justificar sus sobrecostos, este consorcio tenía más de 8.000 niños registrados que no existían como beneficiarios.
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