Las dos caras de Santrich: de la silla de ruedas al camuflado y el fusil

Hace solo unos meses, ante la amenaza fallida de extradición a EE. UU., se mostraba enfermo e “inocente”. Hoy reaparece, de pie, otra vez delinquiendo.

Jesús Santrich empezó a causar malestar con la respuesta que dio al inicio de las negociaciones de paz sobre pedir perdón a las víctimas: “Quizás, quizás, quizás”.

En la guerrilla de las FARC, Seuxis Paucias Hernández estuvo encargado de las comunicaciones y la propaganda política.

Fue uno de los líderes del bloque Caribe, escaló al estado mayor y participó en los diálogos del Caguán.

Ya desmovilizado, según las autoridades, se descubrió que planeaba enviar coca a Estados Unidos, pero hubo dudas de si el video revelado fue antes o después de firmar la paz.

En abril de 2018 fue capturado y enviado a La Picota, donde hizo huelga de hambre y amenazó con suicidarse.

Su extradición estaba lista, pero la JEP la impidió y pidió a Estados Unidos enviar las pruebas que tenía contra Santrich. Nunca llegaron.

Recobrar la libertad en mayo pasado se convirtió en otro espectáculo, pues fue inmediatamente recapturado. Finalmente, dos semanas después salió de prisión.

Luego vino el escándalo de su posesión como congresista, el 11 de junio.

“Ver a un extraditable, a un mafioso, llegar y burlarse de la sociedad colombiana a mí me parece que es inadmisible”, dijo el presidente Iván Duque   en ese momento.

A estos incidentes se sumó su desaparición. A espaldas de su esquema de seguridad se esfumó del espacio de recuperación en el Cesar.

“Si quiere jugar al papel de sepulturero de la paz, pues que piense en otra alternativa”, manifestó el procurador Fernando Carrillo en aquel entonces.

El también congresista no se presentó a la indagatoria ante la Corte Suprema de Justicia, que ordenó su captura.

Solo hasta este jueves se volvió a saber del exguerrillero, que apareció junto aIván Márquez, el Paisa y Romaña anunciando que retomaban las armas.

 

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