Ganó la Copa América fácil. Lo hizo bien casi todo, de eso no hay duda. Uruguay merece una venia. El proceso viene desde selecciones sub-15, como lo dijo Luis Suárez. Como lo dijo Forlán, un verdadero crack. El título refuerza la idea de la razón y no de la casualidad. Uruguay fue semifinalista del Mundial y ahora es campeón de la Copa América. Quien diga que el futuro charrúa no es prometedor para Brasil 2014 se puede estar equivocando. Carlos Alberto Parreira, el mítico entrenador brasilero que parece no envejecer, declaró antes de la final que los equipos que ganan siempre definen un estilo, cualquiera que sea. Habló del Barcelona, de su selección campeona en Estados Unidos 1994 y de Uruguay, que supo atacar y venció con firmeza. Su estilo es propositivo, de amor propio y sudor en la cancha. No todos los monarcas deben recibir apologías. Uruguay remató su conquista con una clara goleada ante el Paraguay más insípido de los últimos tiempos, contra un equipo que justamente llegó a la final gracias a la suerte y la grandeza de su arquero Villar. Que no guste ya cómo jugó Paraguay hace parte de otro debate. Óscar Washington Tabárez, que se parece mucho a Clint Eastwood, dirigió como se debe ante Perú y Argentina y, en general, a lo largo del campeonato. El técnico de corbata celeste, que lleva cinco años en el cargo, contó con la gracia en los tiros penalti frente a los locales y en primera ronda su escuadra avanzó como segunda de grupo. Uruguay no fue la gran aplanadora, pero sí la mejor. La Copa América 2011 se antojó algo mediocre. Argentina y Brasil redondearon una nueva decepción. Aunque han avanzado mucho, los venezolanos no están tan fuertes como se cree. Lo que pasa es que se han igualado al pobre rendimiento de otras selecciones. En el torneo no hubo mayores figuras. Están Justo Villar, Paolo Guerrero y Luis Suárez. Ganso, Pato y otros animales lo fueron en la cancha. Messi no celebró ni el penalti que marcó ante Uruguay. Perú creció, Colombia fue una nueva ilusión, Chile decepcionó, Ecuador siguió en baja, Bolivia fue lo mismo de siempre, México no era México y Costa Rica sólo llegó para completar un grupo. Nada de esto le quita la alteza a Uruguay. Que quede claro. Los bicampeones mundiales tienen a Muslera como gran arquero, un batallador como Lugano, goleadores como Suárez y Forlán. Da envidia ver cómo todos luchan por su camiseta, como los jugadores besan el escudo. Ese amor lo tienen en el ADN y eso no se aprende, aunque se puede imitar. Es un factor que define muchas veces partidos cuando se esconde el talento. Ahora sólo queda pasar la página para empezar otro sueño: el Mundial Sub-20. Hay un buen agüero y es que todo lo que Colombia ganó lo consiguió en casa: las Libertadores, la Copa América y los suramericanos. Ya pasó Argentina 2011, una nueva eliminación para nosotros, el decimoquinto título de Uruguay y un torneo de pobre nivel que le hizo honor a ello jugando la final en el estadio Monumental, en la casa de un equipo de segunda división, River Plate. En Twitter: @javieraborda
Actualizado: enero 25, 2017 02:44 p. m.