Hansson pitó un penalti bastante dudoso por una presunta falta contra Steven Gerrard en el descuento que permitió al Liverpool empatar el partido (1-1).
El sueco señaló que el tono de las amenazas había sido muy variado, pero que algunas directamente atentaban contra su vida, y que éstas las había denunciado a la policía, aunque reconoció que era muy difícil que ésta pudiera probar nada.
El central sueco canceló también su abono y su número de teléfono móvil, que hasta hace poco figuraba en las páginas amarillas en internet, para optar por otro nuevo y oculto.
"No merece la pena dejarse influir por todo esto, uno sigue arbitrando porque le gusta. Y voy a seguir creyendo que el fútbol puede hacer mucho bien, sería triste que estas fuerzas oscuras fueran las que mandaran", afirmó.
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Aunque admite que la posibilidad del retiro ha pasado por su cabeza, a pesar de sólo tener 37 años, Hansson asegura que continuará arbitrando y que el apoyo de sus colegas ha sido fundamental.
Hansson se mostró muy crítico con el papel de los medios de comunicación, especialmente en Suecia, donde se han registrado varios casos de amenazas a árbitros en los últimos tiempos.
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"Me parece raro que muy pocas veces o nunca se escriba que los árbitros lo han hecho bien, sólo cuando hay algo dudoso, entonces todos escriben lo malo que se fue. Es normal destacar que se cometió un error grande, pero escribir días y semanas sobre eso es demasiado", denunció Hansson.
Copenhague (Suecia)