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Por 35 años, Han Jung-Sook ha sido la nutricionista de los atletas olímpicos de Corea del Sur, pero estos Juegos Olímpicos de Tokio son un total desafío para su profesión.
“Hemos puesto más esfuerzo en este tiempo debido a la preocupación por el coronavirus y porque la gente es bastante sensible al origen de ingredientes como los de Fukushima”, dice Han Jung-Sook, nutricionista.
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Los surcoreanos alquilaron todo un hotel y decidieron tener su propio programa de alimentación.
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“No creo que sea porque a los deportistas no les guste la comida que se da en el comedor, están tratando de evitar las multitudes en el pueblo de los deportistas y optan por comer en sus habitaciones”, explica Lee Jin-Sun.
Por años, Corea del Sur ha frenado las importaciones de productos del mar japoneses, después del tsunami de Fukushima de 2011 y el desastre nuclear.
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“Según las medidas del gobierno de Corea del Sur, no podemos importar ningún ingrediente de las ocho prefecturas alrededor de Fukushima. Nosotros solo tratamos de seguir las pautas del gobierno”, comenta Jeong Nyeon-Gook, director del centro de formación olímpica de Corea del Sur.
La Organización Mundial de la Salud advirtió hace cinco años que Japón había monitoreado de cerca la contaminación de los alimentos para evitar la venta y distribución de productos contaminados dentro y fuera de Japón.
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