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Chapecoense arruinó su debut como anfitrión: cayó 3-1 frente a Lanús

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Chapecoense cayó 3-1 en casa frente a Lanús. AFP.

Luego de brillar en los primeros minutos del segundo tiempo, con gol de Rossi, el equipo brasileño perdió el liderato del grupo 7, tras caer 3-1 en casa frente a los argentinos, en la Copa Libertadores.

Tras una primera parte muy trabada, el 'furacao' salió decidido a brillar en un debut que hasta hace un año hubiera parecido imposible, y a los cuatro minutos de la segunda parte Rossi puso el 1-0. El estadio estalló entonces de alegría mientras los números situaban al 'Chape' como cómodo líder del Grupo 7 y con grandes perspectivas de futuro en esta Libertadores.

Pero nada es fácil en la máxima competición continental y un Lanús que no podía permitirse más lujos respondió casi de inmediato. Primero con el gol de Nicolás Aguirre en el 52, al que le seguiría el penal transformado por José Sand en el 66 y el tanto de Lautaro Acosta en el 80 con el que se cerró el marcador.

Para entonces, la niebla y la llovizna ya envolvían a una Arena Condá que despidió a su equipo entre aplausos.

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Porque si algo le gusta a la hinchada del Chapecoense es la garra. Eso lo sabe muy bien el nuevo 'furacao' de Vagner Mancini, nacido de la ola de dolor, solidaridad y trabajo desbocado por el futuro como única salida al infierno que siguió a la tragedia.

A nadie en Chapecó le hubiera gustado que el debut en la Libertadores que tantas veces soñaron con sus héroes de la Sudamericana se produjera así, sin haber podido luchar su plaza en el campo y sin conquistar con goles la Copa que acabaron ganando por su tesón en la tragedia.

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Pero este club valiente eligió salir adelante y, con él, una hinchada que aunque no llegó a llenar el Arena Condá no dejó solo a su equipo ni un minuto.

Con el estadio convertido en una marea verde, desde el himno que cantaron casi por encima de la música mientras los jugadores se abrazaban, los 'torcedores' corearon cada jugada de sus futbolistas en una noche a la que le fue ganando terreno la niebla.

Apoyado en la sorprendente derrota del Nacional uruguayo la víspera contra el venezolano Zulia, un empate dejaba al 'Chape' líder del Grupo 7 y con grandes planes por delante.

Las prisas eran del Lanús, al que después de su tropiezo en La Fortaleza, se le acababa el margen de error.

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Los argentinos tomaron entonces la iniciativa de un primer tiempo enrevesado al que le salvaron pocos destellos.

Nada de ello le importaba a la hinchada del 'Chape', que celebraba cada robo de balón de su equipo, y enloqueció con las internadas de Reinaldo y los entusiastas intentos de Osman Junior.

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Silva pudo adelantar a un 'granate' cada vez más impaciente, pero la noche tenía otros planes.

Los del Chapecoense, sin embargo, estaban claros desde el principio. Pese a que lleva casi cuatro meses subido a la montaña rusa de la historia, el 'furacao' siempre mantuvo la ilusión de regalarle a su hinchada un estreno vibrante de la Libertadores en casa y ya había perdido demasiado tiempo.

A los cuatro minutos de la reanudación, Rossi recogió en la entrada del área pequeña un tiro de lejos de Joao Pedro, puso el 1-0 soñado y disparó la locura entre una hinchada a la que se le iba el corazón en cada "¡Vamos, vamos, Chape!". 

Tanto, que muchos ni siquiera quisieron darle importancia a Aguirre, cuando tres minutos después apareció en el área para recoger al primer toque un pase de Girotto y poner el 1-1.

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Pero, pese a que el estadio casi ni sonó, ya se sentía en Chapecó que llegaba el frío.

El calor de Maracaibo, donde el 'furacao' venció en su estreno al Zulia (2-1) hace una semana, se alejaba a cada internada del Lanús, que en el 66 puso el segundo de penal gracias a Sand, encargado de materializar el castigo que se había ganado Joao Pedro por derribar a Acosta al borde del área pequeña.

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No se podía ignorar ya que los argentinos dominaban el juego, y aún faltaba el turno del lindo último tanto de 'Laucha'.

Pero si de algo sabe el 'Chape' es de caer y levantarse, quizás por eso el Arena Condá se fue vaciando tranquilo y entre ánimos.    

Nadie dijo que iba a ser fácil.

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