Entre domingo y jueves la Federación Colombiana de Fútbol nos ha dado una clase, qué digo, una cátedra de cómo NO se debe manejar una crisis. Más allá de que el Bolillo agrediese a una mujer (una barbaridad por la que yo, como ya dije en mi post anterior, le habría pedido el puesto), Luis Bedoya mostró que lo suyo no es la gerencia deportiva ni la gerencia en general, ni siquiera las relaciones públicas. Parece ser que Bedoya sólo es bueno para cerrar contratos -y ojo, es buenísimo en eso-. Pero manejando crisis es una tragedia. Es una quinceañera lidiando con un noviazgo. Hagamos un recuento de lo que ha pasado, no desde el punto de vista de la ética o la moral (para eso, inisisto, está mi post anterior ), sino desde el punto de vista de la organización que es la Federación Colombiana de Fútbol y el producto que es la Selección Colombia. Porque detesto ser un "anti-romántico" (todas mis novias también lo han odiado), pero la Selección es un producto que todos consumimos y, nos guste o no nos guste igual nos lo venden y lo compramos, desde las camisetas adidas hasta el saber que "Aguila es mi Selección": estamos en el mundo en el que el consumo no es sólo material, es simbólico, y para los colombianos no hay símbolo más grande que su equipo nacional. ¿O ustedes por qué creen que las transmisiones de Gol Caracol son las más vistas en este país? Porque acá hace años se dieron cuenta de que si ofreces un mito la gente te va a seguir. La gente te lo compra. Pero en fin, volvamos a la serie de errores gerenciales y especialmente estratégicos y comunicativos de la Federación Colombiana de Fútbol. El primero es no haberse anticipado a todo esto. Es decir, Bolillo y la mujer agredida protagonizaron una escena pública el domingo después de la 1 de la mañana. Hubo testigos y se trata de un personaje público, no de un perico de los palotes, no de un tipo como usted o como yo, sino del inconfundible, famoso y totalmente reconocido Hernán Darío Gómez. Bolillo tuvo todo el domingo para avisarle a Colfútbol lo que había pasado y así la entidad podría haber diseñado una estrategia para reducir los destrozos, pero no pasó. No sé si Gómez no avisó (y creo que fue así) o si avisó y alguien en la Federación dijo: "fresco hermano que sin video no pasa nada" (que después de escuchar a González Alzate también es muy posible); el caso es que cuando el lunes en la mañana La W destapó el escándalo, Gómez y la Federación quedaron con una manita adelante y otra atrás. Mal. Muy mal. Eso no puede pasar en una organización seria (ya sé, usted acá dice: "es que la Federación no es seria", y créame, yo estoy de acuerdo). Si la Federación actuara como una organización seria (sí, más risas), el domingo en la noche ya habría estado lista para todo esto. Es más, creo yo que la mejor estrategia habría sido comunicarse inmediatamente con la Alta Consejería para la Equidad de la Mujer y que Gómez saliera a dar la cara admitiendo su error, mostrándose como un tipo que cometió una canallada, una equivocación infame, un descache impresentable, pero que está dispuesto a reeducarse, a cambiar, a mejorar. Si Gómez admite su culpa antes del escándalo, ofrece disculpas en persona, se muestra dispuesto a trabajar por el bien de la mujer en Colombia y se plantea realmente arrepentido, seguramente varios (me incluyo) igual habríamos pedido su salida de la Selección, pero muchos otros habrían creído en el principio cristiano de que los pecados son para perdonarlos. Pero no lo hizo. Es más, hasta el momento no ha dado la cara, cosa que ofende un poco, más cuando sus disculpas se dieron con un comunicado de prensa que, primero, estaba mal escrito y, segundo, salió después de que en La W se reveló su mala noche de tragos. Como lo dije antes, la sensación no es de que Bolillo se disculpara por agredir a una mujer, sino de que terminó disculpándose por armar un escándalo. De entrada ya estaba todo mal hecho, y ahí llegó Bedoya y la terminó de embarrar. El presidente de la Federación el lunes dijo en todas partes que sí, que era un error, que era algo inadmisible, pero que eso en nada tenía que ver con el trabajo de Gómez, cosa que es totalmente discutible pero, más allá de eso, que termina siendo una mentira que el propio Bedoya se encargó de ratificar, pues el martes ya su posicion era otra: apenas 24 horas después de señalar que respaldaba a Bolillo, salió a decirle a quien quisiera llamarlo que el Comité Ejecutivo de la Federación iba a estudiar el caso y la continuidad del técnico. ¿Pero no que no tenía nada que ver agredir una mujer con ser seleccionador nacional? Querido Luis (así, con confianza, qué carajos), no podías dejar más en claro tu falta de táctica y estrategia... Claro, no fue sólo él. Jorge Perdomo, integrante del Comité Ejecutivo, sí salió de frente a decir que Bolillo debía renunciar. Cuánto pesa en esta afirmación el que Perdomo esté en plena campaña para la gobernación del Huila es algo que no voy a discutir, pero, más allá de la pregunta obvia sobre el desmadre de la Federación y de que cada quien saliera a decir lo que quisiera, como González que pregonaba la leguleyada de que sin video y sin denuncia no hay crimen y que todos tenemos doble moral (risas por Dios, ¡Alvaro González Alzate hablando de doble moral!), o el presidente de Colfútbol que un día dijo una cosa un día y luego otra, el martes a las 10:30 de la mañana era evidente que la Federación no tenía la más mínima idea de qué hacer. Por eso la posición de Bedoya fue fácil: se iban a reunir cuando se acabara el Mundial. Sí, la solución de la Federación fue meter el cadáver debajo de la cama, esperar que no empezara a apestar y rezar para que los vecinos se olvidaran del escándalo para luego ver qué se hacía con el muerto. Patético. Frente a este "magnífico" manejo de crisis, los patrocinadores de la Federación, los de la plata, los que vinculan su nombre con la Selección tratando de vendernos a todos su imagen junto al símbolo que es Colombia, se dieron cuenta de que la presencia de Bolillo no sólo no era buena publicidad, era pésima. En las organizaciones serias eso se llama "responsabilidad social" (está en Wikipedia para que la busquen en la Federación). Por eso Telefónica sacó el mismo lunes del aire sus comerciales de las "Glorias" con Bolillo y por eso, viendo el desmadre que narré en los párrafos anteriores, SABMiller, a través de Bavaria, mandó decir que eso no le gustaba ni poquito. Porque aunque la Federación no lo sepa, a las marcas vinculadas al fútbol como Bavaria, Telefónica, Adidas, Nike, Coca Cola o Visa no les gusta que se relacione su nombre con escándalos. Esto llevó a Bolillo a tomar la decisión de renunciar, cosa que aplaudo pues muestra la primera pizca de inteligencia de todos los protagonistas de este embrollo, pero al mismo tiempo causó un nuevo lío: quedó la imagen de que Gómez no renunció por su compromiso con restituir su imagen y mostrar que con eso empezaba a pagar su deuda por lo que hizo, sino que renunció porque los de la plata mandaron decir. Vayamos más lejos: quedó la imagen de que tiene más ética y compromiso social una cervecera que una entidad deportiva... Lo peor es que de pronto el Comité Ejecutivo de la Federación, el mismo que era "imposible" que encontrara un tiempo libre para discutir el tema de Gómez, se reunió para ver si le aceptaba o no la renuncia a Hernán Darío. El final del circo fue patético; como cuando los payasos se pelean y se dan tortazos en la cara y nadie se ríe: los siete miembros de la plana mayor de la dirigencia de nuestro fútbol se reunieron, discutieron por horas y horas, y no llegaron a ninguna conclusión. Quedó claro que a González Alzate no le importa que uno de sus empleados le meta la mano a una mujer pues, según él, eso no afecta su trabajo (como si la tribuna entera no fuera a putear a Bolillo en el próximo partido que dirija aprovechando precisamente ese "errorcito venial", o como si la prensa internacional no fuera a cuestionarlo por eso en cada presentación fuera del país). Quedó muy claro que Bedoya es tan pero tan político ( y ojo, este no quiere una gobernación como Perdomo, él lo que quiere es llegar a la Fifa y jubilarse relajado y tomando whisky... bueno, quién no) que no fue capaz de enfrentar a la opinión pública manteniendo a Gómez o enfrentar a González Alzate aceptándole la renuncia al DT. Y quedó claro, por supuesto, que la Federación no tiene ni la más mínima idea de lidiar una crisis. Después preguntan que por qué no volvimos a Mundiales. Porque acá pasan cosas graves, cosas serias, cosas que pueden ser aprovechadas para dar pasos gigantes y fortalecer la imagen del fútbol nacional, y la solución de la rectora de la misma es darle largas a ver si a la gente se le olvida... pero ya no más, ya es hora de que nos acordemos de estas cosas y de que alguna vez prometiste Luis (así, confianzudo, qué carajos), que si no íbamos a Sudáfrica 2010 tu te ibas. Y ahí sigues, sin tener ni idea de cómo lidiar una crisis de una forma que no sea dándole largas... Sígame en Twitter: http://twitter.com/Pinocalad
Actualizado: enero 25, 2017 12:02 p. m.