Antes de arrancar con el relato, debo aceptar que no tengo nada en contra de Hernán Torres, antes está en los afectos por habernos devuelto a la ‘primera división’. Pero cuando las cosas no van bien, NO SEAN TERCOS, tomen decisiones.
No es un secreto que los últimos resultados de América no avalan el trabajo de Torres, de Tulio Gómez, ni mucho menos, el de los jugadores; futbolistas a los que les hace falta un cambio de mentalidad. Sí, y no simplemente un cambio de técnico (no quedarse con lo tangible) sino alguien que les haga perder el ‘miedo escénico’, el miedo a descender (nuestro objetivo del semestre, no irnos a la B). La idea de esto es encontrar una persona que ‘se de las mañas’ de cambiarles el chip y de ahí en adelante, divertirse; porque, al parecer, a esos jugadores, nos los pintaron ‘con pergaminos’ para hacer buenas presentaciones, algo que no ha sucedido.
Pero ¿qué pasa?
Es una situación tan, pero TAN extraña, que los hinchas no sabemos si realmente Torres (¿o quién?) es el que tiene la culpa del mal rendimiento. Yo siempre aplico la presunción de la buena fe; tan solo me quedo con la retórica de Hernán, en la que afirma que “no sabe lo que sucede, cuando entre semana practican y todo les sale bien”. ¿Qué será? ¿Ya no le creen?
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El caso, ya es mitad del segundo campeonato, momento en el que en la teoría ya deberíamos estar salvados. Se vienen dos partidos trascendentales en el futuro de América, ‘y para más dicha’, clásicos. Esta semana está ‘ni mandada a hacer’ para que ‘la mecha’ oficialice el fichaje de un psicólogo; el que les haga ver que no es solamente un uniforme rojo, sino la ‘pasión de un pueblo’. Y obvio, no traer un ‘vende humo’ de aquellos como el de la actitud positiva…
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El próximo fin de semana sabremos qué pasó. En el mejor de los escenarios: ganamos ambos partidos (que no es ‘la gran cosa’, pero sí da un fresco). El de analizar: en el que SINCERAMENTE se debe evaluar un proceso (que de por sí, ya es flojo) y el peor: que caigamos en ambos partidos (ahí sí ya no hay pierde, #GraciasTorres).
No es por ser mediocre, pesimista o cómo me quieran calificar, pero en el peor de los casos, hay diez, o al menos ocho partidos (excepto DIM y Santa Fe que son jodidísimos. Bueno, aunque con este FPC, ni se sabe) en los que tenemos que salvar la categoría.
Como los tenía acostumbrados hace un tiempo, para cualquier opinión, idea o madrazo, recuerden escribirme al Twitter: @Campepaez
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