¿Es el fútbol en realidad el culpable que las personas aficionadas a este deporte tengan comportamientos que hacen dudar de su raciocinio? El fútbol es fútbol. No se puede culpar a este deporte por el comportamiento de las personas en una tribuna o en las calles y avenidas de una ciudad. El fútbol va más allá de una pelea de camisetas porque sencillamente es ajeno a ello, al fútbol no le interesa si vestimos de rojo, azul o verde, quien grita más o menos en la tribuna o en las calles, si se roban un trapo, si ya compramos harina, espuma o cerveza, No! el fútbol está en la cancha, en el corazón de los veintidós jugadores que saltan a un césped para demostrar sus habilidades de juego obtenidas a través de entrenamientos, de esfuerzos, de sacrificios y luchas. El fútbol es una magia, una pirueta impensada con un balón número cinco en los pies de un jugador que se vuelven varitas llenas de lucidez y espontaneidad. Al fútbol no le interesa si usted sale a beber cerveza, si la salud es paupérrima, si el político corrupto volvió a ganar la elección y la educación está en declive. Él sólo busca entretenernos cuando el balón se introduce en medio del arco de 7,32 metros de ancho por 2,44 de alto, y explota en nuestras gargantas el grito jubiloso del GOL!. ¿Qué culpa tiene el fútbol que usted venda su conciencia por unos cuantos kilos de cemento o unos pesos, con que en Colombia la corrupción no permita ni siquiera reclamarse un acetaminofén sin hacer una cola eterna? ¿Es culpa del fútbol que rectores y directivos se adueñen de universidades públicas y centros de enseñanzas para enriquecerse a costa de embrutecernos e insensibilizarnos? ¿Es culpable el fútbol de ser secuestrado por mafias que vieron en la nobleza y belleza de su juego la manera para convertirlo en un negocio lucrativo? Alejen al fútbol de las culpas, este deporte sólo se muestra en una cancha, sea de arena, de césped natural o sintético o las improvisadas que se arman en las cuadras de los barrios cuando se usan los ladrillos como porterías. El fútbol sólo muestra su esencia en los pies de los talentosos, en la calidad de un pase, en la precisión de un disparo, en la humildad del sacrificio por el otro, en un quite deslizante que alivia el corazón de unos y desespera el de los contrarios, en las atajadas de porteros que parecen tener alas, en la unión al momento de estar en grupo en la mitad de una cancha y pedir para que el trabajo de la semana sea recompensado con una victoria. Las faltas, el roce y los golpes, al final se solucionan con un abrazo y un intercambio de camisetas. Eso es fútbol. Sentir alegría porque un compatriota fue el goleador, porque salimos de Colombia y la gente de otros países dejó de vernos como productores de coca para felicitarnos por James o Falcao, porque une un país que se viste y siente sentido de pertenencia por el amarillo, el azul y el rojo, porque a pesar de las quejas de quienes no les gusta terminan siempre haciendo la misma pregunta: “¿Y ganó o perdió?”, el fútbol es ver que los sueños de niños pobres como Maradona o Pelé se hicieron realidad, y que la vida no es tan dura como la creemos porque siempre habrá esperanza. El fútbol, tal como lo digo en mis narraciones, se juega en un rectángulo de sueños durante noventa minutos de magia hecha deporte. Así qué querido lector, si usted se queja de los desórdenes en las calles, de la salud, de la educación, de la corrupción administrativa y política del país recuerde dos cosas: el fútbol se juega sólo en una cancha, y nada tiene que ver con los comportamientos sociales del ser humano y si alguien se emborrachó, creo desmanes, botó agua, harina, cerveza o simplemente siguen dejando morir a las personas en los hospitales y no hay calidad educativa, es porque algo en nosotros como seres racionales no está bien. Si mi país está estancado y parece no importarnos siendo indolentes a esta realidad, no creemos excusas facilistas y mediocres señalando como culpable a un deporte que fue creado como símbolo de unión y perseverancia en el Reino Unido, más bien examinemos detenidamente los problemas y empecemos por cambiar y tolerar los diferencias y defectos de cada uno. Porque el fútbol al final es “El deporte más hermoso del mundo...”. Por: Eduard Lizcano / Twitter: @drlizcano
Actualizado: enero 25, 2017 11:58 a. m.