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EL TORBELLINO ATLÉTICO NACIONAL

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Por: Andrés ‘Pote’ Ríos - @poterios

       Carlos De La Ossa - @carlosdelaossa

Hace menos de un mes éramos campeones tras una remontada épica. Desde esa noche, Atlético Nacional ha sido un torbellino de situaciones, noticias y acontecimientos. Día a día, el hincha, el actor más importante en el entramado de un club de fútbol, se ha visto inmerso en el vaivén de hechos que a diario han sacudido el ambiente y la opinión pública de la familia verdolaga. Para bien o para mal, es el seguidor de Nacional el que ha estado al son de los vientos de este torbellino recibiendo todo tipo de información. Una cosa es cierta, la grandeza de un club como el verde de Antioquia también debe de ir de la mano de un crecimiento en el criterio de la hinchada, en su madurez, en su método de apreciación de las situaciones y en su manera de solventar las crisis. La gigantesca hinchada verdolaga ha demostrado que en el momento de apoyar, de unirse en un solo puño para ayudar al equipo en la obtención de un título, es infalible y eficiente. De ello pueden dar fe el Deportivo Cali y otros equipos que han caído en el Atanasio ante la presión que baja de las tribunas del ‘Coloso de la 74’.

La partida de Rueda, la llegada de Lillo, las situaciones con el presidente Botero, la aparición en el escenario de Prats, jugadores que se fueron y otros que llegan, las protestas por el precio de los abonos, cada día un tema nuevo se apodera del entorno del equipo. Y ahí, como actor, activo o pasivo, estamos los hinchas. Y ahí, dentro de ese escenario, están las redes sociales. Y ahí, al final de la ecuación, están un sinnúmero de versiones, rumores, opiniones, debates que llevan, en la mayoría de los casos, a un coctel de desinformación en el que perdemos todos.

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En aras de esa misma coyuntura, luego de ver los escenarios y el desenvolvimiento de las situaciones, de apelar a la paciencia, la calma, la tolerancia y la prudencia, decidimos compartir, con humildad y respeto, nuestra visión de lo que pasa y puede pasar en nuestro equipo amado.

El entorno futbolístico que enfrentamos

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Durante este semestre el entorno competitivo de Atlético Nacional NO es regional (Suramérica), sino local (Colombia). De ahí que solo debe mirar y preocuparse por los rivales del país. Dentro de ese marco, el único equipo que se armó con poderío fue el Atlético Junior. ¿Los demás? Todos están dentro de lo normal en una temporada de contrataciones para el medio colombiano.

Junior se está fortaleciendo en lo individual porque tendrá que crear un equipo. Ese será nuestro rival. Sin menospreciar a los otros, lo de Junior con Chará, Teo y demás lo pone como candidato al título de diciembre. ‘El Tiburón’ reúne un muy buen grupo de individualidades, pero le falta construir un equipo. Con la ventaja, para nosotros, que a ellos solo les sirve ser campeones para poder aspirar a un torneo internacional en 2018 (el cual ya nosotros tenemos asegurado).

Ese entorno competitivo que lidera las contrataciones del Junior nos afecta como hinchas, porque un rival se armó (lo cual pedíamos a gritos los mismos hinchas verdolagas). “Indignarnos” porque otro equipo logra la contratación de jugadores que pasaron por nuestro club es desconocer el mercado, cómo se mueve, quién oferta o no y qué buscaban Nacional o el mismo jugador. Todo en el plano de la conjetura.

Pero ese mismo entorno no nos puede nublar para elegir el rumbo del equipo en este semestre, que para nosotros es de transición hacia la Libertadores 2018, porque Nacional en el primer semestre ya ganó el año.

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¿Qué sigue? ¿Cuáles son los pasos que debemos dar en este semestre?

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La meta en Nacional siempre será ganar. Los títulos son la meta siempre, eso es claro y estamos de acuerdo. Creemos que el equipo actual, luego de depurar una nómina de 30 jugadores a 25, de la partida de hombres referentes como Nájera, Díaz y Blanco (agradecimiento infinito para ellos), es un equipo competitivo para la liga local. Si se mira lo que tenemos hoy, se puede afirmar que es mejor este equipo que el que le tocó asumir en gran medida el ‘todos contra todos’ del primer semestre. Las nóminas B y la C asumieron las riendas y fueron líderes de ese torneo, mientras que la base A disputaba la Libertadores. Luego, el equipo titular remató el torneo y fue campeón.

Por eso creemos que no hay un mejor escenario para construir el equipo de cara a lo que se viene en 2018. No hay que entender los momentos de transición como momentos de destrucción, caos y apocalipsis. Pero ojo, armar un equipo no necesariamente significa traer los refuerzos que jugarán la Libertadores de 2018, sino explorar y exprimir la nómina del equipo actual para detectar piezas útiles y empezar a armar la columna vertebral y las sociedades, para luego, en el mercado de fin de año, sumar los refuerzos que complementen ese colectivo.

Por ejemplo: Nacional se armó con una estructura en la primera parte de la Libertadores de 2016 y luego en mitad de año sumó a Borja. Y ganamos. En ese aspecto, cabe recordar que disputamos la Libertadores con jóvenes llenos de ímpetu, explosión, talento y potencia física. Tipos como Dávinson Sánchez, Sebastián Pérez, Marlos Moreno y Orlando Berrío. Ellos, más la sapiencia de Mac, Henríquez, Mejía y demás…

En el fútbol de hoy, los esquemas que flotan en la cabeza de hombres como Osorio, Rueda y ahora Lillo, implican un gran componente de potencia física. Es fútbol total, ida y vuelta en todos los sentidos de la cancha y en todos sus nortes, sures y demás.

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Armar un equipo no es encontrar los once, es consolidar jugadores en algunas posiciones y mecanizar movimientos. Si Nacional consolida tres o cuatro nuevos integrantes, el semestre será un éxito de cara al 2018. Hay que ser sinceros en ver que nuestro equipo para la liga es bueno. O a usted, apreciado lector, no lo llena una nómina con: Armani, Bocanegra-Henríquez-Aguilar (Cuesta, Palomeque), Velasco (Mafla)-Arias, Matheus (Valencia, Aldo, Nieto)-Macnelly, Ibarguen, Rodín, Dayro (Ruiz). Es un equipo competitivo para el medio colombiano. Y a eso súmele lo que suba el profe desde la cantera, hay un especial interés en ese tema, y los dos refuerzos de nombre que se han anunciado y no han llegado (confiamos en que llegarán).

Pero el panorama también indica que hay una nómina que, de cara a la Libertadores, ya suma muchos kilómetros, edad (más de 30) y proceso en Nacional. Muchos de los que amamos y llevamos en el corazón se han sostenido en el club por voluntad propia y por esfuerzo del club. Varios de ellos (jugando nosotros a la conjetura) puede que no estén en 2018 con el escudo verde.

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¿Son inteligentes los movimientos que hicieron con jugadores como ‘el Indio’ Ramírez, Lloreda, Rovira y demás? Claro que sí. Dentro del marco de esta transición estos jugadores tendrán continuidad, nuevos aires, experiencia y llegarán curtidos a fin de año para ser tenidos en cuenta en el equipo principal. 

De igual manera, durante este semestre hombres como Carlos Cuesta, Palomeque, Mafla, Gustavo Torres y otros tendrán rodaje en el equipo principal y sumarán millas para una posible estructura de cara a la Libertadores. Recordemos: juventud, potencia, talento, físico = fútbol total para alta competencia.

De ahí saldrán seis o siete jugadores más consolidados. Los restantes tres o cuatro de nivel se buscan en el mercado. No es lo mismo contratar tres o cuatro a ocho de nivel. Esto genera ahorro y proyección económica para el club. Y si jugamos a la conjetura que se puede dar en el mundo empresarial (no olvidemos que Nacional es una empresa), y si el club decidió ahorrar caja en estos seis meses de transición y ya para la Libertadores, con todo el flujo de capital, invierte en cuatro tipos de primer nivel… No es descabellado, es estrategia empresarial. Y bien, dirá la hinchada, pero si el club es rico, si la Superintendencia dice que ganamos millones y millones. Y bien, decimos nosotros: ¿esa plata es nuestra? ¿No se pagan impuestos en un país donde el Estado se lleva alrededor de la tercera parte de las ganancias de una empresa? ¿Y si don Ardila quiere su dinero y su ganancia, qué? En su derecho… El club está ahí. Nada ha desaparecido.

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¿Estamos en el apocalipsis, esto es el caos, el club está en camino de acabarse, ya llegó el descenso?

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¡No y mil veces no! Por más que usted lo lea en Twitter, por más que lo quieran decir ciertos “influenciadores”, pues no. Estamos en transición. Y transición no es reconstrucción. Transición no es quedar de últimos, no es perder, tampoco es la obligación de ganar. Si llega la 17 será más que bienvenida y esperamos celebrarla más que la 16, que estuvo un tanto apagada. ¿Y si no ganamos? No pasa nada. Hay objetivos macro.

Reconstruir es sacar a todos y armar un nuevo equipo. Eso no es lo que está haciendo el club. Transición es reorientar el rumbo bajo nuevos preceptos que son constructivos.

Nacional mantuvo el 90% de la nómina y sumó un par de piezas, incluido un nuevo cuerpo técnico. ¿Que los cambios son duros y generan dudas? Sí, pero de ahí, con dudas o sin ellas, se han estructurado grandes logros. Por eso invitamos a recordar lo que dejaron las experiencias de Osorio y Rueda. Dudas al principio, vueltas olímpicas al final. Hay que dejar trabajar a la gente, hay que permitir que la gente demuestre. Si hay fracaso, es parte del juego y se irán y vendrán otros. Esto es así. El drama a veces lo aumentamos nosotros…

¿En manos de quién estamos?

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Antonio José Ardila

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Su padre creó uno de los más grandes grupos económicos de este país. No cabe un ápice de duda de su capacidad para manejar una empresa, un club o una entidad. Gran empresario. No alcanza la vida para agradecerle lo que le ha dado a Nacional. Confiamos plenamente en sus competencias como líder empresarial. Ha demostrado capacidad y amor por el equipo. Ha estado en las malas, las buenas y las máximas. Nunca nos dejaría mal parados. Gracias siempre.

 

Andrés Botero

Una cosa es el mundo del deporte olímpico y otra es manejar un club como Nacional. Su hoja de vida es impresionante. Es un tipo de experiencia, de manejo político, de gerencia al más alto nivel empresarial. Si creemos que va a ser un presidente rock star, un erudito de la técnico-táctica, estamos equivocados. Lleva tres meses en el cargo con errores y virtudes. El equipo de comunicaciones del club debe arroparlo, asesorarlo, curtirlo en el discurso y en el manejo de medios. Ha sido víctima de una campaña orquestada al son del insulto y de la incultura. Tiene una investigación, nadie lo ha condenado y esperamos que todo tome su curso. No se puede acabar tan fácil con la reputación de la gente en un país en el que acaban con la reputación de cualquiera en un trino o en un chisme. Ante todo el respeto y, por ahora, dejar que el señor trabaje. Es lo mínimo.

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Juan Fernando Prats

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Dudas por su pasado en Edatel, pero a ciencia cierta no sabemos el porqué y el cómo de lo que sucedió. Llega a manejar presupuesto y en eso confiamos en el criterio de selección de don Antonio José Ardila.

 

Juan Pablo Ángel

Responsable de gran parte de la modernización y de la hoja de ruta del equipo. Agradecimiento total por todo lo que dio, da y dará en pro de la institución.

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En el ojo del huracán, víctima de amenazas, matoneo no solo contra él y su familia. Todo al son del acusar y ya. Del facilismo de decir que hizo esto y lo otro. ¿Y las pruebas? Puntos suspensivos.

Vemos una injusticia y el silencio de Juan Pablo no ayuda. Que vuelva, hable, sea contundente y siga adelante con el club.

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Víctor Marulanda

Con mil errores y virtudes no ha dejado de ponerle el pecho a la brisa. Siempre ha estado ahí. Es absolutamente leal a la causa verdolaga. Se equivoca, acierta, pero dudar de su nobleza en el trabajo, no.

 

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Juan Manuel Lillo

Dudas y más dudas generó su llegada. Un DT sin títulos para Nacional. OK, válido el argumento, pero no vemos una sola persona que desconozca su conocimiento del juego. Desde figuras del fútbol mundial hasta jugadores que fueron dirigidos por él, es más la gente que habla bien que la que habla mal de su trabajo. Hay que medirlo en competencia, hay que dejarlo trabajar. Si fracasa, pues se va. Si triunfa, gana Nacional y eso es felicidad.

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La hinchada

Incluso desde Los Del Sur se ha hecho un llamado a la paciencia, a ser más estratégicos, a ser más del lado del diálogo. Pero en las crisis se conoce de qué estamos hechos. Es claro, lo dijimos al inicio de este texto, que a la hora de apoyar al equipo esta hinchada es única en la Vía Láctea. Insuperable y lo ha demostrado. Pero a la hora de la queja, somos aún muy primarios.

Nuestros rivales lloran por nosotros, parte de su existencia se fundamenta en ver qué hicimos y en qué ponen sobre duda de lo nuestro. Pero nosotros hacemos algo parecido pero hacia nuestro equipo. Es claro y más que válido que no hay que tragar entero, que la voz del hincha es respetable y muchas veces sagrada, pero hay que saber hacer las cosas. La grandeza de un equipo implica grandeza de su hinchada en el criterio, la madurez y la manera de asumir los momentos duros.

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Con el tema del abono se logró un diálogo con la directiva y se hizo ver que había cosas que no estaban bien en el precio.

Pero en otros aspectos nos quedamos en la acusación por la acusación, en despotricar sin pruebas, en decir que X o Y persona es ladrona, incompetente o mercenaria por el simple hecho de que cuatro o cinco tipos en redes lo afirman. Nada peor que el ‘borreguismo’, nada mejor que el análisis sin la cabeza caliente. Todos hemos caído en eso, pero la clave está superar y aprender. No se puede morder el anzuelo con tanta facilidad.

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Finalmente, a los hinchas verdes sensatos los invitamos a tener paciencia, a analizar lo que se viene, a apoyar en la tribuna, a exigir con respeto y gallardía. No podemos vivir del rumor explosivo. Hay que alejarse de esos que pintan el apocalipsis del equipo cuando somos los más grandes del país, uno de los más grandes del continente y, algún día, seremos uno de los más grandes del mundo. Identifiquen los nocivos, es fácil, y cierren sus retinas y tímpanos para ellos.

Desmoronar una capacidad administrativa no es fácil. Una institución no cae cuando se cambia el líder. Los grandes clubes superan los grandes cambios y la realidad indica que somos la institución deportiva más sólida del país por infraestructura, músculo financiero, talento humano y recursos tecnológicos. Esto sigue adelante, esto es Atlético Nacional.

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