El equipo albirrojo de la ciudad de La Plata, tres veces campeón de la Libertadores y una de la Intercontinental hace cuatro décadas, reencuentra la huella de sus ídolos Juan Ramón Verón (padre de Juan Sebastián), Madero, Bilardo, Conigliaro, Malbernat y 'Bocha' Flores, entre otros, y del recordado entrenador Osvaldo Zubeldía.
Con Verón hijo como estandarte, Estudiantes dejó en el camino a la mejor versión del Argentinos Juniors de los últimos años, el que también quería esta vez recuperar algo de su mejor momento histórico, aquel de 1985 cuando obtuvo la Libertadores.
El centenario Estudiantes se enfrentará ahora al brasileño Internacional de Porto Alegre, primero en casa y después en Brasil en las próximas dos semanas.
El ganador consiguió la ventaja en el primer cuarto de hora de la segunda parte, el mejor momento del equipo de Leo Astrada, que había sido dominado en la primera.
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Al tomar la iniciativa Estudiantes obligó al equipo visitante a multiplicarse para recuperar la pelota e intentó mantenerlo a distancia, ya que éste necesitaba un gol, en principio, para asegurarse la supervivencia debido al empate a uno con terminó el encuentro de ida.
Pero Argentinos Juniors se las arregló para inquietar a la formación estudiantil con asistencias largas para los puntas Hauche y Pavlovich, escurridizos para sus marcadores.
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En pocos minutos Argentinos Juniors pasó a dominar el partido en base a firmeza defensiva, velocidad y precisión para abrir el juego, búsqueda de espacios con juego corto, sorpresa en ataque y por la ineficacia de la zaga de Estudiantes, especialmente en el juego por alto.
Sin el balón el conjunto local perdió gas porque al quedar neutralizado Verón, su mejor jugador, sus aislados intentos ofensivos resultaban infructuosos, mientras que el equipo de Néstor Gorosito controlaba la situación aunque comenzó a faltarle profundidad.
El partido levantó temperatura cuando a los 39 minutos consiguió la pelota Verón, eludió a tres rivales en velocidad y provocó la mejor jugada del primer tiempo que Diego Galván malogró con un remate alto frente al portero Torrico.
En el comienzo de la segunda parte Argentinos Juniors salió a llevarse por delante a su rival, que igualmente estaba decidido a luchar por cada balón como si fuera el último. Y por ese espíritu, y por su empuje, entre los 60 y 62 minutos puso al equipo visitante bajo sus palos y lo doblegó con un gol de cabeza del eterno José Luis Calderón a la salida de un tiro de esquina.
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El autor del tanto, de 39 años, había salido al campo dos minutos antes de marcarlo, cuando Estudiantes se decidía al todo o nada ante un oponente de mayor técnica pero de escasa efectividad.
El partido se abrió y hubo numerosas oportunidades de gol en ambas áreas, pero el destino de Estudiantes estaba sellado: otra final, como las de aquellos años sesenta y setenta, otro sueño lo estimula.
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Buenos Aires (Argentina)